Iglesia de San Jorge en el Palacio
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La iglesia de San Giorgio al Palazzo es un importante lugar de culto situado en el corazón de Milán, en la Plaza San Giorgio. Fundada en el 750 por el obispo de Milán San Natale con el apoyo financiero del duque lombardo Rachis, la iglesia se encuentra sobre las ruinas del antiguo palacio imperial romano ordenado por el emperador Diocleciano. Esta ubicación histórica le confiere a la iglesia un significado especial, ya que se encuentra en un área que fue central en la organización del Imperio Romano, cuando Milán, conocida entonces como Mediolanum, era una de las capitales.
En el siglo XII, el edificio original fue ampliado y transformado en una estructura más grande. Documentos históricos de 1158 y 1201 atestiguan la presencia del Carroccio, el carro de guerra símbolo de la libertad comunal milanesa, custodiado en la iglesia durante los períodos de paz. Esta tradición vinculaba a la iglesia con la historia cívica y militar de Milán, destacando su papel no solo religioso, sino también político y social.
El siglo XVI marcó un período de grandes cambios para San Giorgio al Palazzo. En 1516, el artista Bernardino Luini, uno de los principales exponentes del Renacimiento lombardo, decoró la capilla de la Pasión con un ciclo de frescos de rara belleza. Estos frescos, que representan escenas de la Pasión de Cristo, son considerados obras maestras de la pintura renacentista y le confieren a la iglesia un valor artístico incalculable.
En 1623, el arquitecto Francesco Maria Richini inició una renovación en estilo barroco, dándole a la iglesia un aspecto más moderno y lujoso. La nueva fachada, realizada en 1774 por Francesco Croce, es un notable ejemplo del barroco milanés, con su equilibrado uso de columnas toscanas y pilastras jónicas, además de la presencia de estatuas de bronce que representan a San Giorgio y dos ángeles. La fachada está dividida en dos partes, con una sección inferior más maciza y una superior más ligera y decorada, terminando en un frontón triangular.
El siglo XIX vio más intervenciones de restauración, incluida la construcción de la cúpula y el campanario en estilo neoclásico por Luigi Cagnola y Alfonso Parrocchetti. La cúpula, con su perfil esbelto, descansa sobre un tambor adornado con columnas corintias y ventanales con arco, mientras que el campanario, con su cúspide piramidal, contribuye a definir el horizonte de la iglesia.
El interior de San Giorgio al Palazzo es igualmente rico y fascinante. La planta de cruz latina y las tres naves están divididas por pilares toscanos y arcos de medio punto. La nave central está cubierta por bóvedas de cañón, mientras que las naves laterales presentan bóvedas de crucería. El presbiterio, rodeado por una balaustrada de mármoles policromos, es un ejemplo de arte barroco, con un altar mayor elaborado y decorado.
Particularmente notable es la capilla de la Pasión, que alberga los frescos de Bernardino Luini. La pared central, sobre el altar, está adornada con el “Llanto sobre Cristo muerto”, coronado por la “Coronación de espinas”. Las paredes laterales muestran el “Ecce Homo” y la “Flagelación de Jesús”, mientras que la bóveda de la capilla está decorada con la “Crucifixión de Jesús”. Estos frescos no solo representan un punto culminante del arte renacentista, sino que también son un importante testimonio de la devoción religiosa y la maestría pictórica de la época.
Un interesante dato anecdótico es la lápida presente en la iglesia que recuerda el Edicto de Milán del 313, mediante el cual el emperador Constantino y el coemperador Licinio concedieron libertad de culto a los cristianos. Este evento histórico, que marcó el fin de las persecuciones contra los cristianos en el Imperio Romano, está estrechamente ligado a la historia de la ciudad y a su evolución como centro de fe y cultura.
La iglesia también alberga una representación de la Sagrada Orden Militar de San Jorge, un antiguo orden caballeresco, cuya presencia está recordada por una lápida dentro del edificio. Este detalle subraya aún más el papel de San Giorgio al Palazzo no solo como lugar de culto, sino también como símbolo de continuidad histórica y espiritual.
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