Palazzo Carignano

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El Palazzo Carignano, ubicado en el corazón de Turín, es una obra maestra arquitectónica del barroco piamontés, diseñada por el arquitecto Guarino Guarini. Construido entre 1679 y 1684, el palacio fue encargado por Emanuele Filiberto di Savoia-Carignano como residencia para su familia. Su fachada ondulada de ladrillo rojo y el uso innovador de los espacios interiores representan una evolución significativa en comparación con los estándares arquitectónicos de la época. El Palazzo Carignano es famoso no solo por su arquitectura, sino también por su papel crucial en la historia italiana. En 1820, nació allí Vittorio Emanuele II, el primer rey de Italia. Además, el palacio fue la sede del Parlamento Subalpino y, posteriormente, del primer Parlamento del Reino de Italia en 1861. Esto convierte al Palazzo Carignano no solo en una joya arquitectónica, sino también en un símbolo del Risorgimento italiano. El diseño de Guarini para el Palazzo Carignano es extraordinario por su fachada cóncava y convexa, un enfoque radical que rompe con las tradiciones arquitectónicas de la época. La entrada principal conduce a un gran vestíbulo elíptico, desde el cual parten dos magníficas escaleras que llevan a los pisos superiores. Este diseño crea una sensación de movimiento y fluidez que era revolucionaria para la época e influenció muchos otros proyectos arquitectónicos en Europa, especialmente en el sur de Alemania. En el interior, las salas están decoradas con estucos elaborados y frescos que reflejan la riqueza y el poder de la familia Savoia-Carignano. Una de las salas más famosas es la Sala del Parlamento, donde se llevaron a cabo importantes debates y decisiones que llevaron a la unificación italiana. Hoy en día, el palacio alberga el Museo Nacional del Risorgimento Italiano, que conserva documentos, reliquias y obras de arte relacionadas con el período de la unificación. Un dato interesante es la fachada posterior del palacio, que fue completada solo en el siglo XIX por Carlo di Castellamonte en estilo neoclásico, creando un fascinante contraste con la fachada barroca original. Esta intervención simboliza la continua evolución del palacio a lo largo de los siglos, adaptándose a los cambios históricos y estilísticos.
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