Plaza Baross
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La Plaza Baross, ubicada frente a la estación de tren de Budapest Keleti, es un área que combina historia, arquitectura y modernidad. Nombrada en honor a Gábor Baross, ministro húngaro conocido como el “ministro del hierro” por su contribución al desarrollo de las infraestructuras ferroviarias en Hungría, esta plaza es un punto neurálgico de la ciudad.
La estación de Budapest Keleti, que domina la Plaza Baross, es una obra maestra arquitectónica de estilo ecléctico, diseñada por Gyula Rochlitz e inaugurada en 1884. Su construcción estuvo inspirada en diversas estaciones ferroviarias europeas, como la Lehrter Bahnhof de Berlín, gracias a los viajes de estudio de su diseñador. La estación impresiona por sus dimensiones imponentes: la sala cubierta mide 180 metros de largo, 42 metros de ancho y 31,4 metros de alto. Decorada con frescos de Mór Than y Károly Lotz, la fachada presenta estatuas de figuras emblemáticas como James Watt y George Stephenson, símbolos de la era del vapor.
La electrificación de la estación con 70 lámparas de arco y 664 bombillas incandescentes producidas por la fábrica Ganz fue una novedad tecnológica en su tiempo, que añadió encanto a la estructura. La estación, que inicialmente no tuvo una ceremonia de inauguración oficial, pronto se convirtió en un punto de referencia esencial para el transporte ferroviario, conectando Budapest con regiones como Transilvania y los Balcanes del norte. Durante la Primera Guerra Mundial, la estación sufrió algunas modificaciones para satisfacer las necesidades bélicas, pero su importancia como nudo ferroviario solo se recuperó muchos años después de la guerra.
La Plaza Baross ha sido testigo de importantes transformaciones urbanísticas, especialmente durante las obras para la construcción de la línea M4 del metro de Budapest, que llevaron a la reurbanización de la plaza y al reubicación de la estatua de Gábor Baross en 2013. La plaza tiene una forma de tres lados y sirve como punto de conexión para varias líneas de transporte público, incluyendo tranvías, trolebuses y autobuses, facilitando el movimiento de miles de personas cada día.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Plaza Baross y la estación Keleti sufrieron graves daños. Incluso la plaza albergaba una piscina para fines de defensa aérea. Después del conflicto, la estación fue reconstruida y en los años 60 se realizaron más modificaciones, como la adición de un restaurante y un nuevo reloj en la fachada. Con la construcción de la línea M2 del metro, se creó un sistema de pasajes subterráneos para mejorar la conexión entre el metro y la estación de tren, mejorando el acceso y la eficiencia.
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