Palacio Gresham

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El Palacio Gresham de Budapest, ubicado en el lado de Pest del Danubio, es uno de los máximos ejemplos de arquitectura Art Nouveau en Europa central. Su construcción se completó en 1906, según el diseño de los arquitectos húngaros Zsigmond Quittner y József Vágó, ganadores de un concurso organizado por la Gresham Life Assurance Company de Londres. El edificio lleva el nombre de Sir Thomas Gresham, el famoso financiero inglés que fundó la Royal Exchange de Londres en el siglo XVI. Originalmente concebido como un edificio de oficinas y apartamentos, el Palacio Gresham fue un símbolo de opulencia y modernidad, equipado con tecnologías avanzadas para la época como calefacción centralizada y un sistema centralizado de aspiración de polvo. Los apartamentos del palacio estaban reservados para los miembros más ricos de la sociedad, mientras que la planta baja albergaba boutiques exclusivas y una cafetería. La arquitectura del palacio se caracteriza por líneas fluidas y motivos naturales típicos del estilo Art Nouveau. La fachada está adornada con relieves creados por Géza Maróti, ventanas de vidrio coloreado y mosaicos de Miksa Róth, además de elaboradas cerámicas esmaltadas producidas por la renombrada fábrica Zsolnay de Pécs. En el interior, se pueden admirar intrincados trabajos de hierro forjado de Gyula Jungfer, incluidas las famosas puertas con motivos de pavos reales que decoran la entrada principal. Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio sufrió graves daños debido a los bombardeos. En el período de posguerra, fue nacionalizado por el gobierno comunista húngaro, que dividió los lujosos apartamentos en unidades más pequeñas y utilizó el edificio para oficinas estatales. Este período marcó el comienzo del declive del palacio, que cayó en un estado de deterioro. El punto de inflexión llegó en la década de 1990, cuando el palacio fue comprado por la compañía irlandesa Quinlan Private, que financió un extenso proyecto de restauración. La restauración, que duró cinco años y costó más de 100 millones de dólares, devolvió el palacio a su esplendor original, con una atención meticulosa a los detalles históricos y arquitectónicos. En 2004, el palacio reabrió como Four Seasons Hotel Gresham Palace, un lujoso hotel de cinco estrellas que ofrece 179 habitaciones, incluida la suite presidencial con vistas al Puente de las Cadenas y al Castillo de Buda. La restauración ha preservado y replicado muchas de las características originales del palacio, como el techo de vidrio azul, los suelos de mosaico y las puertas de hierro forjado. Los huéspedes pueden disfrutar de comodidades modernas combinadas con elegancia histórica, con instalaciones que incluyen una piscina cubierta de borde infinito, un gimnasio y un refinado restaurante, el Kollázs, que ofrece una fusión de influencias culinarias europeas.
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