Casa Danzante

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República Checa,
Praga,
Nové Město (New Town)
La Casa Danzante de Praga, también conocida como “Fred y Ginger” por su parecido con una pareja de bailarines, es un ejemplo icónico de arquitectura moderna que destaca por su audacia e innovación. Situada a lo largo del río Moldava, en la esquina entre Rašínovo nábřeží y Jiráskovo náměstí, la Casa Danzante se ha convertido en uno de los símbolos de la nueva Praga postcomunista, un signo de renacimiento y apertura hacia la arquitectura contemporánea. La historia de la Casa Danzante comienza en los primeros años de los años 90, cuando el área donde se encuentra actualmente el edificio estaba ocupada por una construcción destruida durante un bombardeo estadounidense en 1945. Durante décadas, este espacio permaneció vacío, un recuerdo silencioso de la Segunda Guerra Mundial. Fue solo después de la Revolución de Terciopelo de 1989, que marcó el fin del régimen comunista en Checoslovaquia, que la ciudad comenzó a considerar la idea de revitalizar el área. La idea de construir un edificio tan innovador provino de Václav Havel, dramaturgo y primer presidente de la República Checa, que vivía en las cercanías. Havel imaginaba un edificio que pudiera albergar un centro cultural o artístico, símbolo de la nueva era de libertad y creatividad. Sin embargo, el proyecto se materializó como un edificio comercial y residencial, manteniendo de todas formas un fuerte vínculo con el entorno cultural y artístico de la ciudad. El encargo del proyecto fue otorgado a los arquitectos Vlado Milunić, checo-croata, y Frank Gehry, arquitecto canadiense-estadounidense conocido por su estilo deconstructivista. La colaboración entre Milunić y Gehry dio lugar a un edificio que rompía radicalmente con la tradición arquitectónica de Praga, introduciendo formas dinámicas y asimétricas que parecían desafiar las leyes de la física. La construcción de la Casa Danzante comenzó en 1994 y se completó en 1996. El edificio se distingue inmediatamente por su estructura ondulada y sus curvas audaces, que parecen representar a dos figuras bailando juntas. La torre de vidrio, que se estrecha hacia abajo, representa a Ginger Rogers, mientras que la torre de piedra, más robusta y sólida, representa a Fred Astaire. Esta metáfora visual ha sido tanto apreciada como criticada, pero sin duda ha capturado la imaginación del público y de los expertos en arquitectura. Además de su distintiva forma externa, la Casa Danzante presenta interiores igualmente innovadores. Los pisos superiores albergan oficinas, mientras que el último piso está ocupado por un restaurante de lujo con vistas panorámicas a la ciudad, que permite a los visitantes admirar Praga desde una perspectiva única. El diseño de los interiores continúa el tema del movimiento y la fluidez, con espacios abiertos y líneas sinuosas que otorgan una sensación de ligereza y dinamismo. El impacto de la Casa Danzante en la escena arquitectónica y cultural de Praga ha sido significativo. Ha generado acalorados debates entre quienes la ven como una innovación necesaria y quienes, por el contrario, la consideran una violación del tejido histórico de la ciudad. Sin embargo, con el tiempo, el edificio ha sido ampliamente aceptado y celebrado como un símbolo de modernidad y progreso. Se ha convertido en una atracción turística muy popular, a menudo retratada en fotografías y postales, contribuyendo a redefinir la imagen de Praga como una ciudad capaz de combinar tradición e innovación. Desde el punto de vista técnico, la construcción de la Casa Danzante representó un desafío considerable. La estructura compleja y las formas no convencionales requirieron soluciones ingenieriles innovadoras, incluyendo materiales avanzados y técnicas de construcción de vanguardia. Esto hizo que el edificio no solo fuera una obra maestra estética, sino también un ejemplo de ingeniería moderna aplicada a la arquitectura.
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