Antiguo Cementerio Judío
Europa,
República Checa,
Praga,
Staré Město (Old Town)
El Viejo Cementerio Judío de Praga, ubicado en el corazón del barrio judío de Josefov, es uno de los lugares más sugestivos y ricos en historia de la ciudad. Fundado en 1439, el cementerio es uno de los más antiguos de Europa y uno de los más importantes para la historia y la cultura judía. Pasear entre sus lápidas esculpidas es como hacer un viaje en el tiempo, a través de siglos de memoria, devoción y tradición.
El cementerio fue utilizado hasta 1787, cuando el emperador José II prohibió los entierros dentro de la ciudad por razones de higiene. Durante estos más de tres siglos, el cementerio judío se convirtió en el último lugar de descanso para aproximadamente 100,000 personas, aunque solo se pueden ver alrededor de 12,000 lápidas. La falta de espacio y la ley judía que prohíbe la remoción de las lápidas y tumbas existentes llevaron a una estratificación única: se estima que los difuntos están enterrados en capas superpuestas de hasta diez niveles.
Una de las características más fascinantes del Viejo Cementerio Judío es la variedad de sus lápidas. Van desde las más simples y antiguas, a menudo solo con inscripciones en hebreo, hasta las más elaboradas y ricamente decoradas. Las inscripciones y decoraciones reflejan no solo la piedad judía, sino también los oficios y características de los difuntos. Por ejemplo, unas tijeras esculpidas pueden indicar un sastre, mientras que una corona puede sugerir descendencia de un sacerdote.
Entre las figuras más destacadas enterradas en el cementerio, una de las más importantes es sin duda el Rabino Judah Loew ben Bezalel, conocido como el Maharal de Praga. Nacido alrededor de 1520 y fallecido en 1609, el Rabino Loew es una figura legendaria en la historia judía, famoso por sus obras filosóficas, talmúdicas y cabalísticas. Según la tradición, él habría creado al Golem, una criatura de arcilla animada para proteger a la comunidad judía de Praga de las persecuciones. Su tumba, adornada con una pequeña estructura y numerosas piedras dejadas por los visitantes como señal de respeto, es una de las más veneradas y visitadas del cementerio.
Otro personaje destacado enterrado en el Viejo Cementerio Judío es David Gans, un astrónomo e historiador del siglo XVI, que colaboró con famosos científicos como Tycho Brahe y Johannes Kepler. Sus obras contribuyeron significativamente a la difusión del conocimiento científico dentro de la comunidad judía de la época.
El cementerio en sí, con sus lápidas inclinadas y el denso entrelazado de vegetación, crea una atmósfera única y conmovedora. Cada piedra cuenta una historia, y el conjunto de tumbas constituye un mosaico de memorias que reflejan la larga y compleja historia de los judíos de Praga. Durante la Segunda Guerra Mundial, el cementerio, al igual que el resto del barrio judío, fue seriamente amenazado por los nazis, que planeaban convertir la zona en un “museo extinto de una raza extinta”. Sin embargo, el cementerio sobrevivió a la guerra, convirtiéndose en un poderoso símbolo de resistencia y continuidad cultural.
La conservación del Viejo Cementerio Judío ha sido un desafío continuo. A lo largo de los siglos, se han necesitado varios trabajos para preservar las lápidas y la estructura del cementerio. Hoy en día, el sitio es administrado por el Museo Judío de Praga, que se encarga del mantenimiento y promueve el conocimiento de la historia y la cultura judía a través de visitas guiadas y eventos educativos.
El barrio de Josefov, donde se encuentra el cementerio, también es de gran interés histórico. Fue en 1850 cuando la zona fue oficialmente denominada Josefov, en honor al emperador José II, cuyo edicto de tolerancia en 1781 mejoró significativamente la vida de los judíos en la región. Antes de ese período, el barrio era conocido como el gueto judío y representaba el centro de la vida judía en Praga, con sus sinagogas, escuelas y mercados.
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