Arco de Galieno
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Rione XV - Esquilino
La Puerta Esquilina, también conocida como Arco de Galieno, es una de las antiguas puertas de Roma, ubicada en el barrio Esquilino. Esta puerta monumental forma parte de las Murallas Servianas, la muralla más antigua de la ciudad, que data del siglo VI a.C. durante el reinado de Servio Tulio. Las Murallas Servianas fueron construidas con bloques de toba y representan una de las primeras grandes obras de defensa urbana de la antigua Roma.
El área donde se encuentra la Puerta Esquilina tiene una historia que se entrelaza con el crecimiento y la expansión de la ciudad. Originalmente, esta zona se encontraba en una de las siete colinas de Roma, el Esquilino, que se convirtió en un importante barrio residencial y comercial durante la época republicana e imperial. Con la expansión urbana, la Puerta Esquilina se convirtió en un acceso crucial para el tráfico y el comercio, conectando Roma con las vías Labicana y Prenestina, que llevaban a importantes centros poblados fuera de la ciudad.
La puerta misma ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos. Durante el período augusteo, la Puerta Esquilina fue monumentalizada y ampliada con la adición de bloques de travertino. Sin embargo, el aspecto actual de la puerta se debe principalmente a una restauración realizada en el año 262 d.C., encargada por el prefecto Marco Aurelio Vittore y dedicada al emperador Galieno y su esposa Cornelia Salonina. Esta restauración está conmemorada por una inscripción aún visible en la estructura, que celebra a Galieno como un príncipe clemente y valiente.
En la Edad Media, la Puerta Esquilina pasó a ser conocida como Arco de Galieno, y los dos arcos laterales más pequeños fueron demolidos en 1447 para dar paso a la construcción de la iglesia de los Santos Vito y Modesto, que se encuentra adyacente al arco principal. La estructura actual del arco es simple y austera, con pilares corintios en las esquinas y pocas decoraciones, reflejando su adaptación a las necesidades funcionales y religiosas de la época.
La ubicación de la Puerta Esquilina en el contexto urbano romano era de gran importancia estratégica. Situada en una de las áreas más expuestas de la ciudad, la puerta y las murallas adyacentes fueron a menudo reforzadas para garantizar la defensa contra posibles ataques. Sin embargo, a pesar de su ubicación, la puerta nunca fue escenario de eventos bélicos significativos, aunque formaba parte de un sistema defensivo más amplio que incluía un agger, un terraplén defensivo de más de 30 metros de ancho, construido para fortalecer el tramo llano entre el Quirinal y el Esquilino.
Una anécdota interesante relacionada con la Puerta Esquilina es la fiesta de los Quinquatri menores, una celebración dedicada a la diosa Minerva. Según la leyenda, un grupo de flautistas, en protesta contra una restricción impuesta por el Senado romano, se autoexiliaron a Tívoli. Durante una fiesta, los flautistas fueron cargados en un carro, ebrios, y enviados de regreso a Roma. El carro sin conductor entró en la ciudad a través de la Puerta Esquilina y llegó al Foro, donde la simpatía de los ciudadanos convirtió este episodio en una celebración anual con máscaras y música.
A lo largo de los siglos, la Puerta Esquilina ha perdido su función defensiva primaria, convirtiéndose en un símbolo histórico y cultural de Roma. Durante la Edad Media y el Renacimiento, la puerta fue gradualmente incorporada al creciente tejido urbano de la ciudad. Su importancia como principal punto de acceso disminuyó, pero la estructura misma sigue siendo un importante testimonio de la historia antigua de Roma.
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