Puente Príncipe Amadeo Saboya Aosta
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El Puente Príncipe Amedeo Savoia Aosta, también conocido como puente PASA, es un elegante puente de arco que cruza el río Tíber en Roma, conectando el Lungotevere dei Sangallo con la Piazza della Rovere. Construido entre 1939 y 1942, el puente está dedicado a Amedeo di Savoia-Aosta, virrey de Etiopía y miembro de la familia real italiana. Diseñado por el ingeniero Rodolfo Stoelcker en nombre del Ayuntamiento de Roma, el puente es un ejemplo de la arquitectura racionalista de la época fascista.
El puente mide 109,70 metros de longitud y 20 metros de ancho, y presenta tres arcos de mampostería revestidos de mármol blanco. Entre los arcos principales se abren dos ventanas con arcos de medio punto, que dividen el Tíber en tres brazos distintos. Los pilares que sostienen los arcos recuerdan vagamente la forma de barcos, un detalle que añade un toque de originalidad al puente.
La construcción del puente comenzó en 1939, en un período marcado por grandes transformaciones urbanísticas en Roma, promovidas por el régimen fascista para celebrar la potencia y modernidad de Italia. A pesar de las dificultades derivadas de la guerra, el puente se completó en 34 meses e inaugurado en 1942. La construcción del puente fue parte de un proyecto más amplio de desarrollo de infraestructuras de la ciudad, destinado a mejorar la viabilidad y facilitar las conexiones entre las diferentes áreas urbanas.
El Puente PASA está estratégicamente ubicado, conectando algunos de los barrios más históricos y pintorescos de Roma: por un lado, el barrio de Borgo, con su proximidad a la Basílica de San Pedro y el Vaticano, y por otro lado, el barrio de Ponte, que toma su nombre del cercano Puente Sant’Angelo y se extiende hasta Campo de’ Fiori y Piazza Navona. Su construcción ha mejorado significativamente la accesibilidad entre estas áreas, facilitando los desplazamientos de los romanos y turistas.
Uno de los aspectos más fascinantes del Puente Príncipe Amedeo Savoia Aosta es su integración con el paisaje urbano e histórico de Roma. El puente ofrece una vista panorámica del Tíber y los monumentos circundantes, como el Castel Sant’Angelo y la Cúpula de San Pedro, creando una conexión visual entre algunas de las principales iconos de la ciudad. La estructura en sí, con sus líneas limpias y el uso del mármol blanco, se armoniza perfectamente con la arquitectura clásica y renacentista que caracteriza la zona.
El puente no es solo una estructura funcional, sino también una obra de arte arquitectónica. Sus elegantes arcos y las ventanas decorativas contribuyen a crear un efecto de ligereza y transparencia, que contrasta con la solidez de la mampostería de mármol. Este equilibrio entre robustez y gracia es un ejemplo de la habilidad de los ingenieros y arquitectos de la época para combinar estética y funcionalidad.
Una anécdota interesante relacionada con el puente es su nombre. Amedeo di Savoia-Aosta, al que está dedicado el puente, era conocido por su valentía y liderazgo durante la Segunda Guerra Mundial. Después de ser capturado por los ingleses en Etiopía, pasó el resto de la guerra en un campo de prisioneros en Kenia. Su figura se convirtió en un símbolo de resistencia y dignidad, y la dedicación del puente a él fue un reconocimiento a su contribución a la historia italiana.
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