Acueducto Claudio
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Appio Claudio
El Acueducto Claudio, también conocido como Aqua Claudia, es uno de los acueductos más imponentes y avanzados ingenierilmente de la antigua Roma. Su construcción comenzó en el año 38 d.C. bajo el emperador Calígula y fue completada por el emperador Claudio en el 52 d.C. Este acueducto, que se extendía por aproximadamente 69 kilómetros, de los cuales unos 16 kilómetros eran sobre viaductos y arcos, era fundamental para el suministro de agua de la ciudad eterna.
El punto de partida del Acueducto Claudio eran las fuentes de Caerulueus y Curtius, ubicadas en el alto valle del Aniene. Estas fuentes eran conocidas por la pureza de sus aguas, superada solo por la del Aqua Marcia. El agua recogida se transportaba a través de un sistema complejo de canales subterráneos y elevados hasta Roma, donde abastecía fuentes, baños públicos y viviendas privadas.
El trayecto del acueducto era una obra de ingeniería impresionante, caracterizada por una construcción en “opus quadratum”, una técnica que implicaba el uso de bloques de piedra no uniformes, principalmente peperino, toba roja y travertino. Esta técnica garantizaba una estructura sólida capaz de resistir el paso del tiempo y los elementos naturales.
Uno de los tramos más espectaculares del Acueducto Claudio es visible en el Parque de los Acueductos, una zona que todavía conserva numerosas arcadas originales. Aquí, el acueducto alcanza alturas que varían entre los 17 y los 27,40 metros, con pilones que distan aproximadamente 5,50 metros entre sí y arcadas que se extienden por unos 6 metros. Este tramo, con su evocador juego de luces y sombras, ofrece una vista fascinante sobre la grandiosidad de la antigua ingeniería romana.
El sistema de distribución de agua del Acueducto Claudio era igualmente sofisticado. El agua se recogía en grandes cisternas rectangulares situadas cerca de Porta Maggiore y luego se distribuía a 92 “castillos” secundarios, que la redistribuían aún más por toda el área urbana. Este sistema garantizaba un suministro constante y controlado de agua, fundamental para las necesidades de la creciente población de Roma.
A lo largo de los siglos, el acueducto ha sido objeto de numerosas intervenciones de restauración y mantenimiento. Entre las más significativas están las realizadas por el emperador Vespasiano en el 71 d.C. y por su hijo Tito en el 81 d.C., como lo atestiguan las inscripciones encontradas en el ático de Porta Maggiore. Otros restauraciones se llevaron a cabo durante los reinados de Trajano, Adriano y los Severos, y en épocas posteriores, hasta el final del imperio y la Edad Media. Sin embargo, en la época moderna, muchas partes del acueducto fueron desmanteladas para reutilizar los bloques de piedra en la construcción de otras estructuras.
Un aspecto interesante de la tecnología de los acueductos romanos era el uso del sifón invertido, que permitía que el agua cruzara los valles descendiendo y ascendiendo las pendientes opuestas bajo el efecto de la presión y la gravedad. Este sistema, junto con los puentes de arco que reducían la altura de los descensos y ascensos, demuestra la ingeniosidad de los ingenieros romanos para superar los desafíos geográficos.
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