Arco de los Gavi.

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El Arco dei Gavi, ubicado en Verona, es uno de los monumentos más fascinantes y representativos de la arquitectura romana en el norte de Italia. Construido en la primera mitad del siglo I d.C. por la gens Gavia, una de las familias romanas más influyentes de la ciudad, el arco servía para celebrar el prestigio y la importancia de esta familia. El arco originalmente estaba ubicado a lo largo de la Vía Postumia, una importante carretera consular que conectaba Génova con Aquileia, convirtiéndolo en uno de los principales puntos de acceso a Verona. El Arco dei Gavi es una obra de arte arquitectónica e ingenieril diseñada por Lucius Vitruvius Cerdo, un arquitecto romano cuyo nombre está inscrito en dos inscripciones en los pilares internos del arco. Estas inscripciones testimonian la rareza de conocer el nombre del arquitecto de un monumento romano, convirtiendo al Arco dei Gavi en un ejemplo excepcional de arquitectura firmada. Vitruvius Cerdo aplicó en el arco los principios fundamentales de la arquitectura vitruviana, como la ordenación y la disposición, que se refieren a la organización racional de las partes y su relación armónica con toda la estructura. El arco presenta una estructura elegante y proporcionada, realizada en piedra caliza blanca. Está compuesto por un arco único con dos frentes principales adornados con columnas corintias que enmarcan la abertura central. Las hornacinas entre las columnas solían albergar las estatuas de los miembros de la familia Gavia, incluidos Caius Gavius Strabo, Marco Gavius Macrone y Gavia, hija de Marco Gavius. Estos detalles decorativos y las inscripciones confieren al arco un importante valor histórico y artístico, ofreciendo una ventana a la sociedad romana y su cultura. Durante la Edad Media, el arco perdió su función original e fue integrado en las murallas de la ciudad, convirtiéndose en una de las puertas de acceso a Verona, conocida como Porta Nuova di San Zeno. Este adaptación refleja la capacidad de la ciudad para reutilizar las estructuras existentes para responder a las cambiantes necesidades defensivas y urbanas. En 1805, durante la ocupación napoleónica, el arco fue desmantelado para mejorar el tráfico y la seguridad del área. Los bloques de piedra fueron cuidadosamente catalogados y conservados, permitiendo una futura reconstrucción. Esto ocurrió en 1932, cuando el arco fue reensamblado en su ubicación actual cerca del Castelvecchio, utilizando el método de anastilosis para preservar la mayor cantidad posible del material original. La reconstrucción del arco en 1932 fue supervisada por el inspector de monumentos históricos Antonio Avena y el arquitecto Carlo Anti. Este proyecto de restauración no solo devolvió a Verona uno de sus símbolos más importantes, sino que también lo enriqueció con nuevos significados, integrándolo en el contexto urbano moderno. La elección de la nueva ubicación junto al Castelvecchio, a lo largo del Corso Cavour, fue estratégica, convirtiendo al arco en un elemento central del recorrido turístico y cultural de la ciudad.
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