Basílica de los Santos Juan y Pablo

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Castello
La Basílica de los Santos Juan y Pablo, cariñosamente conocida por los venecianos como “San Zanipolo”, es una de las iglesias más majestuosas e históricamente significativas de Venecia, ubicada en el sestiere de Castello. Construida a partir del siglo XIII y completada en 1430, esta basílica gótica no solo representa una obra maestra arquitectónica, sino que también es un símbolo de la rica historia religiosa y política de la Serenísima República de Venecia. La idea de construir una iglesia dedicada a los santos Juan y Pablo se remonta al dogo Jacopo Tiepolo, quien en 1246 donó el terreno a los Dominicos. Estos, con el apoyo de las principales familias nobles venecianas, comenzaron la construcción del edificio que se convertiría en uno de los principales centros de culto de la ciudad. La basílica fue consagrada oficialmente en 1430, convirtiéndose pronto en el lugar preferido para las ceremonias fúnebres de los dogos venecianos. La fachada de la basílica, con su imponencia y austeridad, refleja el estilo gótico veneciano. El portal principal, coronado por un rosetón, da paso a un interior vasto y majestuoso. La planta de cruz latina, con tres naves y numerosas capillas laterales, crea un sentido de grandiosidad y solemnidad. El altar mayor, con su retablo dedicado a los santos titulares, es uno de los puntos focales de la iglesia. En el interior de la basílica se encuentran numerosas obras de arte de gran valor. Entre las más destacadas se encuentran los retablos de Giovanni Bellini y Paolo Veronese, además de los frescos de Giovanni Battista Zelotti y las obras escultóricas de Alessandro Vittoria. La Capilla del Rosario, construida en 1582 para conmemorar la victoria de Lepanto, originalmente contenía obras de Tintoretto, Palma el Joven y Tiziano, pero desafortunadamente muchas de ellas fueron destruidas en un incendio en 1867. La basílica es a menudo llamada el “Panteón de Venecia” por la gran cantidad de dogos y otras figuras importantes de la República que están enterrados allí. Entre ellos, los monumentos funerarios de los dogos Pietro Mocenigo, Andrea Vendramin y Alvise Mocenigo destacan por su magnificencia y por la importancia histórica de las personas que conmemoran. Estos monumentos, realizados por artistas como Pietro y Tullio Lombardo, son verdaderas obras maestras del Renacimiento veneciano y ofrecen un importante testimonio del poder y la riqueza de sus comitentes. Una anécdota interesante concierne a la figura del dogo Pietro Mocenigo, cuyo monumento funerario, obra de los Lombardo, es innovador tanto por la tripartición arquitectónica inspirada en los arcos de triunfo romanos, como por la representación del dogo en posición erguida y orgullosa, símbolo de su resurrección y de su papel como líder de la República. Durante el período napoleónico, al igual que muchas otras iglesias venecianas, la basílica sufrió saqueos y daños, pero posteriormente fue restaurada y sigue siendo uno de los principales lugares de culto de la ciudad. Hoy en día, la Basílica de los Santos Juan y Pablo no solo es un lugar de oración, sino también un museo vivo que custodia siglos de historia, arte y cultura veneciana.
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