Basílica de Notre-Dame de la Garde

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La Basílica de Notre-Dame de la Garde, cariñosamente conocida por los marselleses como “la Bonne Mère”, es uno de los símbolos más reconocibles de Marsella, situada en lo alto de una colina que domina la ciudad y el puerto. Su historia está profundamente entrelazada con la de Marsella, sirviendo como punto de referencia tanto espiritual como militar a lo largo de los siglos. La colina en la que se encuentra la basílica, conocida como La Garde, ha sido utilizada desde la antigüedad como punto de observación y defensa, gracias a su elevada posición y cercanía al mar. En 1214, un sacerdote llamado maître Pierre construyó una capilla dedicada a la Virgen María en esta colina, un lugar que con el tiempo se convirtió en un importante sitio de peregrinación. La capilla original fue luego reemplazada a principios del siglo XV por un edificio más grande, que incorporaba una capilla dedicada a San Gabriel. En el siglo XVI, bajo el reinado de Francisco I, la colina adquirió una mayor relevancia estratégica. En respuesta a la amenaza del emperador Carlos V, Francisco I ordenó la construcción de un fuerte para defender la ciudad, integrando la capilla existente. Este fuerte desempeñó un papel crucial durante el asedio de Marsella en 1536. La presencia del fuerte junto a un lugar de culto representa un ejemplo único de coexistencia entre defensa militar y devoción religiosa. La basílica actual, construida en estilo neobizantino, fue diseñada por el arquitecto Henry Espérandieu y su construcción comenzó en 1853, reemplazando la iglesia del siglo XIII que fue destruida durante la Revolución Francesa. La obra requirió más de 40 años para completarse, y la basílica fue consagrada en 1864. Su interior está decorado con ricas decoraciones, incluyendo mosaicos coloridos y una cripta impresionante, que atraen a numerosos visitantes cada año. Un elemento distintivo de la basílica es la estatua dorada de la Virgen María, de 11 metros de altura y casi 10 toneladas de peso, que se alza sobre la ciudad como un símbolo de protección. Esta estatua, realizada con la técnica de electrochapado, un proceso innovador para la época, es visible desde gran parte de Marsella y representa un punto de referencia para los marineros. Notre-Dame de la Garde también es un lugar de peregrinación muy concurrido, especialmente durante la Asunción, cuando los fieles acuden en masa para celebrar la ascensión de María al cielo. Las paredes de la basílica están cubiertas de exvotos, ofrecidos en señal de gratitud por los milagros atribuidos a la Virgen María, testificando la profunda devoción de los marselleses. El fuerte original, construido con piedras de las murallas de la ciudad demolidas para evitar que ofrecieran refugio a los enemigos, sigue siendo visible junto a la basílica. Este sitio representa un raro ejemplo de cómo la defensa militar y la fe religiosa pueden coexistir en el mismo espacio.
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