Basílica de San Esteban

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Santo Stefano
La Basílica de Santo Stefano en Bolonia, comúnmente conocida como el complejo de las “Siete Iglesias”, es uno de los lugares más fascinantes y ricos históricamente de la ciudad. Situada en la Plaza Santo Stefano, esta basílica no es un solo edificio, sino un complejo de edificios religiosos entrelazados que ofrecen una visión única de la historia y la arquitectura de Bolonia. Los orígenes del complejo están envueltos en misterio y leyendas. Según la tradición, fue el obispo Petronio, patrón de Bolonia, quien deseaba construir un complejo que reprodujera los lugares de la Pasión de Cristo en Jerusalén. La iglesia del Crucifijo es el punto de partida de este viaje espiritual. Construida por los lombardos en el siglo VII, la iglesia presenta una arquitectura austera que refleja una devoción simple pero profunda. En su interior se encuentra un crucifijo del siglo XIV realizado por Simone dei Crocifissi y una escultura del Llanto sobre el Cristo Muerto, que invitan a los visitantes a reflexionar y rezar. Continuando, se llega a la iglesia del Santo Sepulcro, construida en el siglo V sobre un antiguo templo dedicado a la diosa egipcia Isis. Esta iglesia está diseñada para reproducir el lugar de la sepultura de Cristo y presenta una planta octogonal dominada por un gran púlpito central. Durante la Edad Media, esta iglesia era el centro de importantes rituales, como la caminata de las mujeres embarazadas que daban 33 vueltas alrededor del sepulcro para pedir protección y bendición. La iglesia de los Santos Vitale y Agrícola es la más antigua del complejo y alberga las reliquias de los dos santos, mártires del siglo III. En su interior se pueden admirar restos de mosaicos romanos y dos sarcófagos medievales decorados con figuras animales. Esta iglesia es un ejemplo perfecto de cómo el complejo de Santo Stefano es un cruce de estilos e influencias diferentes, desde la época romana hasta la cristiana medieval. El Patio de Pilato, que conecta las diferentes iglesias del complejo, recuerda el lugar donde Jesús fue condenado. En el centro del patio hay una pila lombarda del siglo VIII, que le confiere al lugar una atmósfera de solemnidad y reflexión. El patio está rodeado de pórticos románicos con columnas cruciformes de ladrillo, que testimonian la estratificación histórica y arquitectónica del complejo. Uno de los elementos más interesantes del complejo es la presencia de una columna de mármol cipollino negro, de origen africano y de la época romana, que simboliza la columna de la flagelación de Cristo. Este detalle, junto con las siete columnas griegas de mármol de Karistos, sugiere que el área era originalmente un templo dedicado a Isis, confirmando la continuidad sagrada del lugar a lo largo de los siglos. El museo de la Basílica de Santo Stefano, ubicado en el antiguo refectorio del monasterio benedictino, alberga una amplia colección de obras de arte y objetos sagrados. Entre las piezas más importantes se encuentran obras de Jacopo di Paolo, Vitale da Bologna y Lippo di Dalmasio, además de un precioso relicario que contiene la cabeza de San Petronio, realizado por Jacopo Roseto en 1380. A lo largo de los siglos, el complejo de Santo Stefano ha experimentado numerosas transformaciones y restauraciones, que han enriquecido su estructura e importancia histórica. Durante el siglo XIX, el complejo fue objeto de significativas intervenciones de restauración que sacaron a la luz muchos de los antiguos esplendores arquitectónicos y artísticos, manteniendo la integridad histórica del lugar.
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