Basílica de San Eustorgio

Europa,
Italia,
citta, Milán,
Ticinese
La Basílica de Sant’Eustorgio, ubicada en el barrio de Ticinese en Milán, es uno de los lugares de culto más antiguos e importantes de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo IV, cuando, según la tradición, el obispo Eustorgio I recibió como regalo del emperador Constancio las reliquias de los Reyes Magos, que fueron transportadas a Milán en un carro y depositadas en la basílica. Este evento le otorgó a la iglesia un papel central en la devoción cristiana, convirtiendo a Sant’Eustorgio en uno de los principales destinos de peregrinación en Europa. La actual basílica, reconstruida en estilo románico en el siglo XII después de la destrucción causada por las invasiones bárbaras, presenta una estructura de tres naves con un imponente campanario. La fachada sencilla, con sus ladrillos a la vista, esconde un interior rico en arte e historia. El altar mayor, dedicado a Sant’Eustorgio, se encuentra en la parte más antigua de la iglesia, que aún conserva vestigios de la estructura paleocristiana. Una de las principales atracciones de la basílica es la Capilla de los Reyes Magos, añadida en el siglo XIII para albergar las reliquias de los tres Reyes Magos. La capilla está decorada con frescos del siglo XIV que representan episodios de la vida de los Reyes Magos, obra de artistas de la escuela lombarda. Estos frescos, con sus colores vivos y figuras expresivas, son un raro ejemplo de arte medieval en Milán. Las reliquias de los Reyes Magos fueron posteriormente robadas y llevadas a Colonia por el emperador Federico Barbarroja en 1164, pero una pequeña parte fue devuelta a la basílica en 1904, convirtiendo a la capilla en un lugar de gran interés histórico y espiritual. La basílica de Sant’Eustorgio también es famosa por albergar la Capilla Portinari, una obra maestra del Renacimiento lombardo. Construida en 1462 por voluntad del banquero Pigello Portinari, la capilla fue diseñada por Michelozzo y decorada con frescos de Vincenzo Foppa. Los frescos narran la vida y los milagros de San Pedro Mártir, cuyas reliquias se conservan en una urna de mármol esculpida por Giovanni di Balduccio. La capilla es un ejemplo extraordinario de arquitectura y decoración renacentista, con una combinación armoniosa de escultura, pintura y arquitectura que crea un ambiente de gran belleza y espiritualidad. Otro elemento de gran interés es el claustro de la basílica, que data del siglo XIII. El claustro, con sus elegantes arcadas y el jardín central, es un oasis de tranquilidad en el corazón de Milán. El pórtico está decorado con frescos del siglo XIV que ilustran escenas bíblicas y de santos, ofreciendo un testimonio adicional de la importancia artística e histórica de Sant’Eustorgio. A lo largo de los siglos, la basílica ha sido objeto de numerosas restauraciones y ampliaciones, que han contribuido a preservar y valorar su patrimonio artístico y arquitectónico. Durante el período barroco, se añadieron nuevas capillas y altares, enriquecidos con obras de artistas como Cerano y Morazzone. Estas intervenciones han conferido a la iglesia un carácter ecléctico, que refleja las diferentes épocas y estilos que han marcado su larga historia. Un dato interesante es el campanario de Sant’Eustorgio, que es el segundo más alto de Milán después del de la Catedral. La leyenda cuenta que el campanario era tan alto que servía como faro para los peregrinos que se dirigían a la ciudad para venerar las reliquias de los Reyes Magos. Este detalle, aunque probablemente apócrifo, subraya la importancia de la basílica como punto de referencia espiritual y geográfico.
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