Basílica de San Gennaro fuera de las murallas.
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La Basílica de San Gennaro fuera de las murallas, ubicada en el Rione Sanità en Nápoles, es uno de los testimonios más antiguos de arquitectura paleocristiana de la ciudad, y un punto de referencia histórico y cultural de gran relevancia. Fundada en el siglo V, la basílica se encuentra cerca de las catacumbas de San Gennaro, lugar de entierro del santo patrón de la ciudad. Este sitio representa un punto de encuentro entre historia antigua, fe y arte, con una riqueza de detalles arquitectónicos y artísticos que lo hacen un lugar único y fascinante.
La basílica fue construida sobre dos antiguos cementerios: uno del siglo II, que contenía los restos de San Agripino, primer patrón de Nápoles, y otro del siglo IV, que albergaba los restos de San Gennaro hasta su traslado en el siglo IX. Este origen cementerio confiere a la basílica una atmósfera de sacralidad y memoria histórica. La estructura original de la basílica está compuesta por tres naves y un ábside semicircular, típicas de la arquitectura paleocristiana. Las columnas corintias y los arcos de estilo catalano-durazzesco testimonian la influencia de diferentes épocas y estilos artísticos que se han sucedido a lo largo de los siglos.
A lo largo de su historia, la basílica ha sufrido numerosas transformaciones. En el siglo XVII, durante el período barroco, el edificio fue adaptado a las nuevas tendencias artísticas y se convirtió en un hospital para las víctimas de la peste y posteriormente en un hospicio para los pobres. Esta fase dejó una huella significativa en la estructura de la basílica, que fue modificada para responder a las necesidades prácticas de la época. En el siglo XIX, la bóveda original fue reemplazada por un techo de vigas, y a principios del siglo XX, una importante restauración intentó devolver a la iglesia su aspecto original, eliminando muchas de las adiciones barrocas.
Un elemento particularmente interesante de la basílica son los frescos atribuidos a Andrea Sabatini, un artista napolitano activo en la segunda y tercera década del siglo XVI. Estos frescos, ubicados en el atrio de la basílica, representan episodios de la vida de San Gennaro, incluida una escena que muestra al santo deteniendo la lava del Vesubio, ofreciendo una de las representaciones más antiguas del volcán. Estos detalles artísticos no solo enriquecen la basílica desde el punto de vista estético, sino que también cuentan historias y leyendas relacionadas con la tradición local.
Después de un largo período de abandono, durante el cual la basílica fue utilizada como almacén para el hospital de San Gennaro dei Poveri, el edificio fue restaurado y reabierto al público en 2008. Esta restauración no solo devolvió a la ciudad un importante patrimonio histórico y artístico, sino que también representó un símbolo de renacimiento para el Rione Sanità. La basílica volvió a ser un punto de acceso a las catacumbas y un lugar de encuentro cultural para el barrio.
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