Basílica de Santa María de la Salud (Napoles)
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La Basílica de Santa Maria della Sanità, ubicada en el animado barrio de Rione Sanità en Nápoles, es uno de los ejemplos más extraordinarios de arquitectura barroca de la ciudad. Construida entre 1602 y 1610 según el diseño del fraile dominico Fra Nuvolo (nacido Vincenzo de Nuvolo), la basílica es famosa por su cúpula revestida de azulejos amarillos y verdes, visible desde lejos y convertida en un símbolo del barrio.
El edificio se encuentra sobre las catacumbas de San Gaudioso, uno de los principales cementerios paleocristianos de Nápoles, que se puede visitar accediendo a través de la propia basílica. Esta ubicación le otorga a la basílica un aura de sacralidad y misterio, acentuada por los restos arqueológicos y las historias relacionadas con los primeros cristianos de la ciudad.
La planta de la iglesia es de cruz griega, con un presbiterio elevado para incorporar la antigua basílica cristiana. En el interior, la arquitectura y el arte se fusionan en un rico conjunto de volúmenes y decoraciones. La nave central está rodeada de capillas laterales, cada una adornada con obras de arte que van desde el manierismo hasta el barroco, con influencias clásicas. Entre estas obras, destacan los frescos de Giovanni Bernardo Azzolino, que decoran la capilla dedicada a la Virgen del Rosario.
Una de las características más veneradas de la basílica es la estatua de San Vicente Ferrer, conocido localmente como ‘O Munacone, es decir, “El Gran Monje”. Según la tradición, esta estatua fue llevada en procesión durante una epidemia de cólera en 1836, y gracias a la súplica del santo, la peste cesó. Este evento milagroso se conmemora cada año con una procesión el primer martes de julio, manteniendo viva una tradición que une a la comunidad de Rione Sanità.
El interior de la basílica es un derroche de arte barroco. Las obras de Luca Giordano, como “La Gloria de San Pío V” y “La Éxtasis de María Magdalena”, son solo algunas de las numerosas pinturas que adornan las paredes de la iglesia. Giordano, uno de los principales pintores del barroco napolitano, dejó una profunda huella con sus composiciones dinámicas y luminosas. Otras obras importantes incluyen la “Virgen de la Sanità” de Michelangelo Naccherino y el púlpito de mármol de Dionisio Lazzari.
La sacristía, diseñada por Francesco Solimena, es otra joya de la basílica, decorada con frescos que ilustran escenas de la historia de la orden dominicana. Esta sala es un ejemplo excepcional de cómo el arte barroco napolitano logra combinar la belleza estética con la función religiosa.
La basílica también alberga obras de artistas contemporáneos, como Riccardo Dalisi y Annamaria Bova, que crean un diálogo entre el pasado y el presente. Esta mezcla de antiguo y moderno hace que la visita a la Basílica de Santa Maria della Sanità sea una experiencia única, en la que la historia milenaria de Nápoles se entrelaza con las expresiones artísticas más recientes.
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