Catedral de Barcelona

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La Catedral de la Santa Creu i Santa Eulàlia, comúnmente conocida como la Catedral de Barcelona, es uno de los principales ejemplos de arquitectura gótica en Cataluña y un símbolo de la ciudad misma. Ubicada en el corazón del barrio gótico, esta imponente estructura está dedicada a la Santa Cruz y a Santa Eulalia, patrona de Barcelona, una joven mártir cristiana del siglo IV. La construcción de la catedral comenzó en 1298 bajo el reinado de Jaime II de Aragón y continuó durante más de 150 años, finalizando en 1448. Sin embargo, la fachada neogótica que podemos admirar hoy en día es una adición del siglo XIX, completada entre 1882 y 1913, gracias a la iniciativa de Manuel Girona. El arquitecto Josep Oriol Mestres fue encargado de diseñar esta nueva fachada, inspirada en los diseños originales medievales de Carles Galtés de Ruan. La catedral se encuentra en un sitio de gran importancia histórica. Antes de la construcción del actual edificio gótico, había una catedral románica en el lugar, que a su vez se había construido sobre una iglesia visigoda, precedida por una basílica paleocristiana del siglo VI. Los restos de estos edificios anteriores son visibles en el Museo de Historia de Barcelona, ubicado en el subsuelo de la catedral. El exterior de la catedral se caracteriza por dos torres campanario octogonales, de 53 metros de altura, y por un cimborrio central que alcanza los 70 metros de altura. La fachada principal, con su gran rosetón y las decoraciones escultóricas de ángeles y santos, es un ejemplo magistral del estilo neogótico. La puerta principal está adornada con esculturas que representan a Cristo y a los apóstoles, obras de los escultores Agapito Vallmitjana y Joan Roig i Solé. El interior de la catedral es igualmente impresionante, con tres naves de la misma altura y un ábside semicircular rodeado por un deambulatorio con nueve capillas radiales. Las vidrieras góticas, que llenan el ábside de luz coloreada, son uno de los puntos destacados de la arquitectura interna. La cripta de Santa Eulalia, ubicada bajo el altar mayor, alberga el sarcófago de la santa, una obra del siglo XIII en mármol esculpido con escenas de la vida y el martirio de Eulalia. El coro, situado en el centro de la nave principal, es otro elemento destacado. Los sitiales del coro están decorados con intrincados tallados que representan escenas bíblicas y figuras de santos. Sobre el coro, un órgano monumental añade una dimensión sonora a la atmósfera solemne de la catedral. El claustro gótico, completado en el siglo XV, es uno de los espacios más evocadores de la catedral. Este tranquilo jardín está rodeado por galerías cubiertas y alberga una fuente y trece ocas blancas, símbolo de la edad de Eulalia en el momento de su martirio. La leyenda cuenta que la joven santa era una pastora de ocas, y la presencia de estos animales en el claustro es un homenaje a esta tradición. Un dato interesante sobre las gárgolas de la catedral, figuras monstruosas esculpidas que decoran las esquinas exteriores del edificio. Estas esculturas, destinadas a canalizar el agua de lluvia lejos de las paredes, representan una variedad de criaturas fantásticas y animales, y son un ejemplo de la creatividad y el humor de los escultores medievales.
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