Chiesa di Ognissanti
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La Iglesia de San Salvatore en Ognissanti, comúnmente conocida como la Iglesia de Ognissanti, es un tesoro escondido en el corazón de Florencia, rico en historia, arte y arquitectura. Construida a partir de 1251 por la orden de los Humiliati, esta iglesia ha pasado por siglos de transformaciones y ajustes que han enriquecido su valor y belleza. Los Humiliati, una orden religiosa dedicada a la pobreza y al trabajo manual, eligieron Florencia como lugar para establecer su convento, contribuyendo significativamente a la vida religiosa y social de la ciudad.
La arquitectura original de la iglesia reflejaba la sobriedad y austeridad propia de la orden. Sin embargo, a lo largo de los siglos, Ognissanti ha sufrido numerosas intervenciones que han modificado su apariencia, enriqueciéndola con elementos barrocos y obras de arte de extraordinario valor. La fachada actual, realizada por Matteo Nigetti en 1637, es un ejemplo del sobrio estilo barroco florentino, aunque en 1872 fue reconstruida en travertino, reemplazando la piedra fuerte original debido al deterioro. La fachada está decorada con pilastras, nichos y cornisas fantasiosas, culminando con un gran escudo de Florencia, añadido durante la restauración del siglo XIX.
En el interior, la iglesia presenta una nave única de 95 metros por 14, con un profundo transepto que da a varias capillas laterales. La nave está adornada con obras de arte de gran valor, que testimonian la riqueza y devoción de las familias florentinas que a lo largo de los siglos han contribuido a la decoración de la iglesia. Entre las obras más importantes se encuentra el “Cristo crucificado” de Giotto, una de las primeras muestras del nuevo lenguaje pictórico que revolucionaría el arte occidental. Esta obra maestra, datada alrededor de 1310, se conserva hoy en los Uffizi, pero su presencia original en Ognissanti marcó un momento fundamental en la historia de la iglesia.
La conexión entre la iglesia y la familia Vespucci, famosa por el navegante Amerigo Vespucci, es otro aspecto fascinante de la historia de Ognissanti. La familia Vespucci encargó a Domenico Ghirlandaio varias pinturas al fresco, incluyendo “San Jerónimo en su estudio” (1480), ubicado a lo largo de la nave izquierda, y la “Última Cena” en el refectorio del convento, una obra que con su complejidad y riqueza de detalles ofrece una extraordinaria representación del banquete evangélico. También Sandro Botticelli, enterrado en la iglesia, dejó su huella con su fresco “San Agustín en su estudio”, pintado en 1480 frente a la obra de Ghirlandaio, creando un interesante diálogo artístico entre los dos maestros del Renacimiento.
Otro tesoro escondido de Ognissanti es la capilla de la familia Vespucci, ubicada en la nave derecha. Aquí, entre 1470 y 1472, Ghirlandaio creó una “Piedad” y una “Virgen de la Misericordia”, esta última retrata al joven Amerigo Vespucci, ofreciendo una fascinante mirada a la historia familiar y al vínculo con el gran explorador.
Durante el siglo XVI, con la supresión de la orden de los Humiliati, la iglesia y el convento pasaron a los Franciscanos Menores Observantes, quienes llevaron consigo numerosos muebles y obras de arte, incluida una reliquia del hábito usado por San Francisco de Asís. Los Franciscanos volvieron a consagrar la iglesia en 1582, dedicándola a San Salvatore en Ognissanti, y realizaron varias ampliaciones y modificaciones que contribuyeron a darle el aspecto barroco que aún podemos admirar hoy.
El interior de la iglesia, manteniendo el diseño gótico original, está enriquecido con decoraciones barrocas que reflejan el gusto ecléctico de los siglos posteriores. Entre las obras que hoy adornan el interior, se encuentra el monumento funerario de Carlo Marsuppini, realizado por Desiderio da Settignano, que con su elegancia clásica representa uno de los mejores ejemplos de escultura renacentista florentina.
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