estatua de babuino
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Rione IV - Campo Marzio
La estatua del Babuino, una de las seis famosas estatuas parlantes de Roma, es una figura enigmática que reside en la via del Babuino, de la cual la calle misma toma su nombre. Este singular monumento no solo refleja la tradición artística y arquitectónica de la ciudad, sino que también encarna una parte significativa de la cultura popular romana, donde la sátira y la crítica social encontraban expresión a través de las esculturas públicas.
La estatua del Babuino, en realidad, representa a un sileno, una figura mitológica asociada al dios del vino Dionisio. Los silenos a menudo eran representados como hombres ancianos y robustos, con rasgos bestiales que evocaban la naturaleza salvaje. Esta escultura específica muestra a un hombre agachado, con el rostro grotesco y desproporcionado, razón por la cual los romanos comenzaron a llamarlo “babuino”, por su semejanza con un babuino.
La historia de la estatua del Babuino se remonta al siglo XVI, cuando fue colocada frente a una fuente pública encargada por Alessandro Grandi, un próspero comerciante florentino. La fuente, parte de una residencia privada, fue abierta al público como un gesto de benevolencia y generosidad, integrando la estatua como elemento decorativo y funcional. Este gesto no solo enriqueció el tejido urbano, sino que también contribuyó a hacer de la estatua una figura reconocible y amada por la población.
La estatua pronto se convirtió en un punto de referencia para los romanos, quienes comenzaron a utilizar al Babuino como un tablón para colgar versos satíricos y críticos, conocidos como “pasquinate”. Estos mensajes anónimos a menudo estaban dirigidos a las autoridades políticas y religiosas, y representaban una válvula de escape para la insatisfacción popular en una época en la que la libertad de expresión estaba fuertemente limitada. Junto a Pasquino, Marforio, Madama Lucrezia, Abate Luigi y el Facchino, el Babuino se convirtió en una de las “estatuas parlantes” de Roma, un símbolo de la voz del pueblo contra el poder establecido.
Desde el punto de vista artístico, la estatua del Babuino no posee la majestuosidad de las obras clásicas, pero su expresividad y su impacto social la hacen única. La figura tosca y los rasgos grotescos contrastan con las elegantes líneas de las esculturas renacentistas, ofreciendo una representación más cruda y realista de la humanidad. Esta característica ha contribuido a hacerla un sujeto ideal para la sátira popular.
A lo largo de los siglos, la estatua ha sufrido varios traslados y restauraciones. Su ubicación actual en la via del Babuino es el resultado de un largo proceso de valorización del patrimonio urbano. Las intervenciones de restauración han tenido como objetivo preservar la escultura y mantener intacta su función histórica y cultural. Su ubicación a lo largo de una de las calles más elegantes y concurridas de Roma la hace accesible para ciudadanos y turistas, permitiendo que continúe desempeñando su papel de testigo silencioso de la vida urbana.
Una anécdota interesante es el contraste entre el Babuino y Pasquino, la estatua parlante más famosa de Roma. A menudo, los mensajes satíricos se intercambiaban entre estas dos estatuas, creando un diálogo imaginario que involucraba a toda la ciudad. Este intercambio de bromas no solo entretenía al público, sino que también fortalecía el sentido de comunidad y participación cívica entre los romanos.
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