Fracción de Castrovalva
Europa,
Italia,
Anversa degli Abruzzi,
Castrovalva es la única aldea de Anversa degli Abruzzi, un pequeño pueblo situado en un espolón rocoso que se eleva desde el Monte Sant’Angelo, a 820 metros sobre el nivel del mar. El pueblo, con sus pocos habitantes, aparece como un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, suspendido entre el cielo y la tierra.
Al leer su historia, descubrirás que los habitantes de Castrovalva provienen de cinco villas circundantes. La iglesia de San Cesidio, que pertenecía a Montecassino, es uno de los signos más antiguos de este territorio. Antes del año 1000, el pueblo estaba bajo el control de la abadía de San Vincenzo al Volturno. El primer documento que menciona el nombre Castrovalva data de 1079, en el “Catálogo de los Barones,” donde el pueblo se menciona como “Castro di Valva.” A lo largo de los siglos, el pueblo cambió de manos, desde los Di Sangro a los D’Avalos, luego a los barones Paschale de Bugnara y muchos otros, hasta llegar a los Pomarici de Matera, quienes aún ostentan el título de marqueses de Castrovalva.
En el siglo XVI, el pueblo fue un feudo de varias familias nobles. En el siglo XVII, la baronía de Castrovalva fue elevada a marquesado por los Roberti de Lucera. En 1817, con un decreto de Fernando I de las Dos Sicilias, Castrovalva se unió definitivamente a Anversa.
Al observar el pueblo hoy, notarás una fuerte conexión con el arte, particularmente con el artista holandés Maurits Cornelis Escher, quien en 1929 creó una litografía que representa a Castrovalva. Caminando por la última curva cerrada antes del pueblo, llamada “la curva de Escher,” puedes observar el pueblo desde el mismo ángulo inmortalizado en la obra, con su perspectiva única que hace a Castrovalva aún más fascinante.
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