Froggyland
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Froggyland, ubicado en el corazón de Split, Croacia, es uno de los museos más excéntricos y fascinantes del mundo. Este museo único en su tipo alberga una colección extraordinaria de más de 500 ranas taxidermizadas, dispuestas en 21 dioramas que representan escenas de la vida cotidiana humana. El museo está situado cerca del famoso Palacio de Diocleciano, añadiendo un toque de curiosidad y maravilla a la histórica ciudad de Split.
La historia de Froggyland comienza con Ferenc Mere, un talentoso taxidermista húngaro de los siglos XIX y XX. Nacido en 1878, Mere dedicó gran parte de su vida a la creación de esta colección única. Entre 1910 y 1920, capturó y preparó cientos de ranas de la especie Rana esculenta utilizando una técnica meticulosa que implicaba la inserción de herramientas a través de la boca, evitando así cortes externos visibles. Este método innovador permitió preservar la integridad estética de los ejemplares, haciéndolos casi vivos en sus poses antropomórficas.
Las escenas representadas en los dioramas son variadas y a menudo irónicas, desde ranas tocando instrumentos musicales, hasta ranas asistiendo a la escuela, participando en procesos legales o realizando actividades deportivas. Esta representación de la vida humana a través de las ranas no solo ofrece un espectáculo extraño y divertido, sino que también sirve como reflexión artística sobre la naturaleza humana y sus hábitos cotidianos. Mere logró crear una obra que, aunque aparentemente ligera, plantea profundas preguntas sobre la condición humana y nuestra relación con el mundo natural. La idea de convertir esta colección en un museo surgió cuando, en la década de 1970, las ranas de Mere fueron descubiertas en un ático en Serbia. Los padres de Ivan Medvešek, el actual propietario, adquirieron la colección y la llevaron a Split, donde se inauguró Froggyland. Desde entonces, el museo se ha convertido en una atracción imperdible para los visitantes de Split, atrayendo a turistas curiosos y amantes de la taxidermia de todo el mundo.
Desde el punto de vista artístico, Froggyland es un ejemplo excepcional del arte de la taxidermia. La precisión con la que se realizaron los ejemplares y el cuidado en los detalles de las escenas muestran la habilidad y dedicación de Mere. Cada diorama es una obra de arte en sí misma, capaz de contar una historia y suscitar emociones encontradas, desde la maravilla hasta la hilaridad, pasando por la reflexión. El arte de la taxidermia, a menudo relegado a un papel secundario en las artes visuales, encuentra en Froggyland una celebración de su complejidad y belleza. Socialmente, Froggyland desempeña un papel importante en el panorama cultural de Split. El museo no solo contribuye a la oferta turística de la ciudad, sino que también es un punto de encuentro para discusiones sobre temas más amplios, como la conservación de la naturaleza, el arte y la interacción entre el hombre y el medio ambiente. La reacción de los visitantes, que va desde la maravilla hasta el escepticismo, destaca la capacidad del museo para estimular el pensamiento crítico y la discusión.
Políticamente, Froggyland ha enfrentado algunas controversias, principalmente relacionadas con la percepción de la taxidermia como una forma de crueldad hacia los animales. Algunos críticos sostienen que el uso de animales taxidermizados en poses antropomórficas puede considerarse irrespetuoso. Sin embargo, el museo ha respondido a estas críticas destacando la importancia histórica y cultural de la colección, y el respeto con el que se trató a los ejemplares durante el proceso de taxidermia.
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