Iglesia de los Santos Felipe y Santiago

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En el corazón de Nápoles, a lo largo de la histórica Via San Biagio dei Librai, se encuentra la Iglesia de los Santos Felipe y Santiago, un tesoro escondido de arte e historia. Este magnífico edificio, también conocido como la iglesia del Arte de la Seda, fue construido a partir de 1591 por orden de la poderosa Corporación del Arte de la Seda, compuesta por comerciantes, tejedores y tintoreros que, con el apoyo del rey de Nápoles Alfonso de Aragón, alcanzaron gran prosperidad. La corporación necesitaba un lugar de culto representativo de su prestigio y, a lo largo de los años, la iglesia se convirtió en una obra maestra de la arquitectura barroca. La fachada de la iglesia, ligeramente retirada del decumano inferior, se distingue por su elegancia sobria. Está dividida en dos órdenes: en el primero, dos nichos albergan las estatuas de los santos titulares, Felipe y Santiago, obras del famoso escultor Giuseppe Sanmartino; en el segundo orden, otros dos nichos contienen las estatuas de la Religión y la Fe, realizadas por Giuseppe Picano, discípulo de Sanmartino. Estos detalles escultóricos, ricos en expresividad y maestría, introducen a los visitantes a la riqueza decorativa del interior. Al entrar en la iglesia, se es recibido por una nave única, sin crucero, que sigue los dictados de la Contrarreforma, diseñada para enfatizar la centralidad del altar y facilitar la participación de los fieles en las celebraciones litúrgicas. La bóveda de la nave está decorada con frescos de Jacopo Cestaro, quien en 1759 pintó una serie de escenas que culminan en la Asunción de la Virgen, creando un efecto de gran impacto visual y espiritual. Una de las maravillas de la iglesia es el suelo de terracota vidriada, realizado por Donato Massa en 1738. Este suelo, con sus intrincados diseños geométricos y florales, lleva en el centro el escudo de la Corporación del Arte de la Seda, símbolo de la importancia y el prestigio de la corporación en la vida económica y social de Nápoles. Dos fuentes de agua bendita a los lados de la entrada, obras maestras del rococó napolitano creadas por Giacomo Massotti, añaden un toque de gracia y refinamiento al ambiente. El interior de la iglesia está enriquecido con numerosas obras de arte, incluidas las esculturas de madera conservadas en las capillas laterales. Estas esculturas, de extraordinaria factura, son un importante testimonio de la habilidad artesanal de los maestros napolitanos del siglo XVIII. En la sacristía y en los almacenes de la iglesia se encuentran otras obras de valor incalculable, como un altar de madera del siglo XVIII caracterizado por una perspectiva intrincada y un trono episcopal tallado y decorado con los símbolos del Arte de la Seda. El complejo arquitectónico de la iglesia no se limita solo a la estructura sagrada. A lo largo de los siglos, de hecho, la iglesia ha sido acompañada por edificios adyacentes que albergaban el conservatorio para las hijas de los artesanos pobres, enfermos o fallecidos de la corporación. Este conservatorio, fundado en 1582, era una importante institución social que garantizaba una educación y un futuro digno a las jóvenes huérfanas.
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