Iglesia de los Santos Job y Bernardino
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La Iglesia de los Santos Job y Bernardino, ubicada en el distrito de Cannaregio en Venecia, es un magnífico ejemplo de arquitectura renacentista y un tesoro de arte. Construida entre 1450 y 1493, la iglesia está dedicada a San Job, el santo bíblico símbolo de paciencia y fe en la adversidad, y a San Bernardino de Siena, un influyente predicador franciscano.
La historia de la iglesia comienza en el siglo XIV, cuando Giovanni Contarini, un noble veneciano, fundó un pequeño hospicio y un oratorio dedicado a San Job. Posteriormente, gracias al apoyo financiero del dogo Cristoforo Moro, que donó una suma considerable en agradecimiento por una profecía de San Bernardino, el oratorio fue ampliado y transformado en la iglesia actual. Los trabajos comenzaron bajo la dirección del arquitecto Antonio Gambello y fueron completados por Pietro Lombardo, quien diseñó la espléndida fachada renacentista y la elegante decoración interior.
La iglesia se distingue por su nave única, que presenta una curiosa asimetría: mientras que la pared izquierda está enriquecida con numerosas capillas, la derecha es más lineal y alberga cuatro altares. Esta disposición se debe a la presencia del convento adyacente en el lado derecho. Entre las capillas más destacadas se encuentra la de San Lucas, decorada por Tullio Lombardo con la escultura de San Lucas entre dos ángeles, y la capilla de la familia Grimani, con un techo completamente revestido de cerámicas de los Della Robbia.
Las obras de arte conservadas en la iglesia son numerosas y de gran valor. Entre ellas destaca “El Nacimiento” de Girolamo Savoldo, una pintura de 1540 que muestra el nacimiento de Jesús con una composición luminosa y detallada. El altar mayor alberga el tríptico de Antonio Vivarini, que representa la Anunciación, San Antonio de Padua y San Miguel. Otra obra importante es el retablo de Paris Bordone, que representa a los Santos Pedro, Andrés y Nicolás de Bari.
La iglesia también tiene una rica historia de vínculos con la nobleza veneciana, como lo demuestran las numerosas tumbas de patricios enterrados en su interior. Entre ellos se encuentra la tumba del dogo Cristoforo Moro, ubicada frente al altar mayor, y la del cardenal Marco Antonio Da Mula, obra del taller de Alessandro Vittoria. Además, la iglesia conserva un monumento funerario dedicado a René de Voyer de Paulmy d’Argenson, embajador francés en Venecia.
La fachada de la iglesia, diseñada por Pietro Lombardo, es un ejemplo perfecto de elegancia renacentista. Caracterizada por un portal decorado con relieves y esculturas, la fachada refleja la capacidad artística de los Lombardo y la influencia del estilo clásico. El campanario, que se eleva sobre la iglesia, añade un elemento adicional de majestuosidad al conjunto arquitectónico.
La Iglesia de los Santos Job y Bernardino no es solo un lugar de culto, sino también un importante centro cultural e histórico. Su ubicación a lo largo del Canal de Cannaregio, cerca del Puente de los Tres Arcos, la hace fácilmente accesible y una parada obligatoria para quienes visitan Venecia. El complejo alberga regularmente eventos culturales, conciertos y exposiciones, contribuyendo a mantener viva la tradición artística y cultural de la ciudad.
Una anécdota interesante sobre la construcción de la iglesia es que se cuenta que el dogo Cristoforo Moro había prometido construir una nueva iglesia si era elegido dogo, como predijo San Bernardino. Cuando la profecía se cumplió, Moro mantuvo su promesa, donando una suma considerable que permitió el inicio de los trabajos. Este episodio subraya el fuerte vínculo entre la fe y el poder político en Venecia durante el Renacimiento.
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