Iglesia de San Eligio Maggiore

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La Iglesia de Sant’Eligio Maggiore, situada en el corazón de Nápoles, es un notable ejemplo de arquitectura gótica francesa introducida por los Anjou en la ciudad. Construida en 1270 por orden de Carlos I de Anjou, representa la primera iglesia construida por la dinastía angevina en Nápoles y un símbolo de su influencia en la ciudad. El edificio se encuentra cerca de la Piazza Mercato, un área históricamente relevante que ha sido escenario de eventos cruciales como la decapitación de Corradino de Suabia y los acontecimientos de Masaniello. El ábside poligonal de la iglesia mira hacia el este, mientras que la entrada principal, adornada con un portal con elementos zoomorfos y fitomorfos esculpidos, se encuentra en el lado derecho. Este portal es un raro ejemplo de gótico francés en Nápoles, destacando la influencia de los artesanos transalpinos. En el interior, la iglesia tiene una planta de tres naves y capillas laterales, con una cuarta nave añadida en el siglo XVI que originalmente formaba parte del hospital adyacente. Las naves laterales y el ábside están cubiertos con bóvedas de crucería, mientras que la nave central y el transepto tienen techos de vigas de madera, restaurados durante las obras de restauración del siglo XIX. La historia de la iglesia está llena de vicisitudes. Durante la Segunda Guerra Mundial, Sant’Eligio sufrió graves daños debido a los bombardeos, que llevaron a la pérdida de gran parte de los estucos y mármoles barrocos, dejando al descubierto la estructura medieval de toba. Después de la guerra, la iglesia fue restaurada, tratando de recuperar su aspecto original, aunque algunas modificaciones han alterado el encanto antiguo del edificio. Uno de los elementos más fascinantes de la iglesia es el arco de Sant’Eligio, que conecta la iglesia con el campanario y tiene un reloj en el primer piso. Este reloj, dañado por la explosión del barco Caterina Costa en 1943, tiene una sola manecilla y dos cabezas esculpidas debajo de su marco. Según la leyenda, estas cabezas representan a Irene Malerbi y al duque Antonello Caracciolo, protagonistas de una trágica historia de amor y venganza también narrada por Benedetto Croce. Entre las obras de arte conservadas en la iglesia destacan un cuadro de Massimo Stanzione que representa a los santos Eligio, Dionisio y Martín, y el “Juicio Final” del pintor flamenco Cornelio Smet, que algunos creen que fue retocado por Miguel Ángel. En la capilla de San Mauro se encuentra una copia de un cuadro de Francesco Solimena que representa a Sant’Eligio en adoración. Además, hay una virgen de madera del siglo XV y la tumba del escritor Pietro Summonte, fallecido en 1526. También es interesante la Sala Sant’Eligio, decorada con frescos y lienzos que representan las historias de la “Jerusalén Liberada” de Torquato Tasso. Esta sala, antes utilizada para las fiestas populares por los monarcas, testimonia la importancia cultural y social de la iglesia a lo largo de los siglos. La iglesia está dedicada a Sant’Eligio, conocido como patrón de los orfebres y veterinarios. Antes de convertirse en obispo, Eligio era herrero y orfebre de la corte, y la leyenda cuenta que, para herrar a un caballo inquieto, le cortó una pata para luego volver a colocarla después de herrarla. Este episodio milagroso contribuyó a que se invocara a Sant’Eligio para la curación de caballos enfermos, creando una tradición que veía los herrajes de los caballos curados colgados en la puerta de la iglesia como símbolo de las propiedades milagrosas del santo.
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