Iglesia de San Francisco el Grande

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La Iglesia de San Francisco el Grande, ubicada en el corazón del barrio de La Latina en Madrid, es uno de los más importantes tesoros arquitectónicos y artísticos de la ciudad. Esta basílica neoclásica, completada en 1784, destaca por su imponente cúpula, la más grande de España y la cuarta de Europa, con un diámetro de 33 metros y una altura de 58 metros, solo superada por las del Panteón y San Pedro en Roma, y por la Catedral de Santa María del Fiore en Florencia. La construcción de la basílica comenzó en 1760 por orden del rey Carlos III en un terreno que, según la tradición, fue ofrecido a San Francisco de Asís durante su peregrinación a Santiago de Compostela en 1214. El diseño original fue realizado por Francisco Cabezas, pero la finalización de la obra fue llevada a cabo por Antonio Pló y Francesco Sabatini, arquitecto de origen italiano conocido por su contribución al desarrollo urbanístico de Madrid. El interior de la iglesia es una celebración de arte y decoraciones. La nave principal está rodeada por seis capillas, cada una con su propia cúpula y ornamentación distintiva. Una de las más famosas es la Capilla de San Bernardino de Siena, que alberga una pintura de Francisco de Goya representando al santo predicando frente a Alfonso V de Aragón. Interesante es el autorretrato de Goya escondido dentro de la escena, un detalle que añade un toque personal a la obra. Además de Goya, la basílica alberga obras de otros grandes maestros españoles como Zurbarán, quien contribuye con algunas pinturas de notable valor artístico. También es significativa la capilla dedicada a Carlos III, con la pintura de Eugenio Oliva “La proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción” y la imagen de la Virgen del Olvido. La arquitectura de la basílica no es solo funcional, sino también altamente simbólica. La estructura circular y la cúpula central hacen referencia al modelo del Panteón de Roma, un claro homenaje a la gran tradición clásica. Las siete puertas principales, talladas en nogal, y los asientos del coro gótico del siglo XVI provenientes de la provincia de Segovia, añaden un nivel adicional de profundidad histórica y artística. Durante el siglo XIX, la basílica también sirvió como panteón nacional, albergando los restos de importantes artistas y políticos. Hoy en día, sigue siendo un punto de referencia no solo para los fieles, sino también para turistas y amantes del arte, gracias a sus visitas guiadas que permiten explorar sus maravillas artísticas en detalle. Otro elemento distintivo de la basílica es su ubicación en el histórico barrio de La Latina, una zona de Madrid llena de vida y cultura. La iglesia, con su fachada sobria y vertical, se alza majestuosa entre las estrechas y animadas calles del barrio, creando un fascinante contraste entre la arquitectura monumental y el vibrante entorno urbano. Su declaración como Monumento Nacional en 1980 oficialmente reconoció la importancia histórica y artística de la basílica, garantizando su protección y conservación para las generaciones futuras. Este estatus fue confirmado nuevamente con su elevación a basílica menor en 1963, un título otorgado por el Papa Juan XXIII.
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