Iglesia de Santa María la Mayor

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La Iglesia de Santa Maria Maggiore, ubicada en el corazón de Florencia, es un lugar rico en historia y arte, que refleja los siglos de transformaciones y eventos que han marcado la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo VIII, cuando fue construida como una de las primeras iglesias marianas de la ciudad. A lo largo de los siglos, Santa Maria Maggiore ha sufrido numerosas remodelaciones que han modificado su apariencia, pero siempre ha mantenido su papel central en la vida religiosa y social de Florencia. El edificio original, probablemente una simple basílica paleocristiana, fue renovado en el siglo XIII en estilo románico-gótico. De esta fase quedan pocas huellas visibles, debido a las transformaciones posteriores, pero el campanario románico, con sus biforas y triforas, sigue siendo testigo de esa época. En 1250, la iglesia se convirtió en sede parroquial y se amplió para dar cabida a una creciente población de fieles. En el siglo XIV, Santa Maria Maggiore fue nuevamente reestructurada, esta vez bajo la influencia del gótico florentino. Es en este período que la iglesia adquirió su aspecto actual, con una planta de cruz latina, una nave única cubierta con cerchas y capillas laterales. La fachada simple y austera, realizada en piedra serena, refleja la sobriedad típica de las iglesias góticas florentinas. Un elemento de particular interés es el campanario románico, que se eleva en el lado izquierdo de la iglesia. Alto y esbelto, con una serie de biforas y triforas, el campanario es uno de los elementos más antiguos del complejo y ofrece un sugerente contraste con la simplicidad de la fachada gótica. En el interior, la iglesia conserva obras de arte de gran valor, que abarcan un amplio período de tiempo. Entre ellas destaca el gran crucifijo de madera del siglo XIII, atribuido al Maestro Guglielmo, que domina el altar mayor. Este crucifijo es un ejemplo significativo de la producción artística de la época y representa uno de los tesoros más preciados de Santa Maria Maggiore. En el siglo XVI, la iglesia fue nuevamente modificada y decorada. Un ejemplo de esta época es el fresco de la “Virgen con el Niño” de Bernardo Daddi, datado alrededor de 1347, ubicado sobre la entrada lateral. Aunque dañado por el tiempo, este fresco conserva todavía la delicadeza y la intensidad expresiva típicas del arte gótico florentino. Una anécdota curiosa concierne a una de las obras presentes en la iglesia: el busto de una mujer incrustado en la pared exterior, conocido como la “Cabeza de Dante”. Según la leyenda, esta cabeza representaría a Beatriz, la musa de Dante Alighieri, pero en realidad se trata de un retrato de una mujer desconocida, probablemente de la época medieval. En el siglo XVII, Santa Maria Maggiore sufrió nuevas remodelaciones barrocas, que alteraron en parte su aspecto gótico. Las intervenciones afectaron principalmente los interiores, con la adición de decoraciones en estuco y altares barrocos. Entre las obras de esta época, destaca el altar de San Antonio de Padua, con un retablo que representa al santo, obra de Pier Dandini. En el siglo XIX, la iglesia fue objeto de restauraciones que intentaron devolverla a su aspecto original gótico, eliminando muchas de las adiciones barrocas. Estas intervenciones, aunque criticadas por algunos por su fidelidad discutible al original, contribuyeron de todos modos a preservar la integridad estructural y artística del edificio.
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