Iglesia de Santa María Secreta
Europa,
Italia,
citta, Milán,
Centro Storico
La iglesia de Santa Maria Segreta, ubicada en Milán, es un ejemplo significativo de la arquitectura neobarroca italiana de principios del siglo XX. La iglesia actual, construida entre 1912 y 1918 según el diseño del arquitecto Augusto Brusconi, se encuentra en un sitio que ha albergado edificios religiosos desde la Edad Media. La denominación “Segreta” probablemente proviene de un antiguo oratorio o capilla que existía en una ubicación oculta o secreta, y que fue demolida en 1787 para dar paso a nuevas construcciones.
La fachada de la iglesia de Santa Maria Segreta es una obra de arte en sí misma, con su estilo rico y decorativo que recuerda las elegantes líneas y formas sinuosas del Barroco. La fachada está adornada con columnas y relieves intrincados que añaden un sentido de profundidad y movimiento. En la entrada, un amplio portal da la bienvenida a los fieles y visitantes, mientras que las estatuas de los santos, colocadas en nichos cuidadosamente diseñados, dominan la escena con una presencia majestuosa.
En el interior, la iglesia presenta una planta de cruz latina con tres naves y capillas laterales. El altar mayor, dedicado a la Virgen María, es un punto focal de gran impacto visual, enriquecido con esculturas y decoraciones que celebran la sacralidad y devoción mariana. La nave central está iluminada por grandes ventanales de arco que permiten que la luz natural se filtre, creando juegos de luz que realzan la belleza de los interiores.
Una de las obras de arte más destacadas en el interior de la iglesia es “La coronación de la Virgen entre los santos Juan Bautista y Jerónimo” de Pietro Befulco, realizada en 1492. Este retablo es un ejemplo extraordinario de pintura renacentista, con detalles intrincados y una composición que destaca la maestría del artista en representar figuras sagradas con gran expresividad.
La iglesia cuenta con un órgano de tubos Tamburini, ubicado detrás del altar mayor. Este instrumento musical no solo acompaña las celebraciones litúrgicas, sino que también es protagonista de numerosos conciertos que atraen a amantes de la música sacra de toda la ciudad. La calidad acústica de la iglesia, combinada con la belleza del órgano, hace que cada actuación sea una experiencia envolvente y espiritualmente enriquecedora.
La iglesia de Santa Maria Segreta ha sido testigo de numerosos eventos históricos. Durante la Segunda Guerra Mundial, al igual que muchos otros edificios de Milán, sufrió daños debido a los bombardeos, pero posteriormente fue restaurada, manteniendo intacta su belleza original. Estas restauraciones han permitido preservar el patrimonio artístico y cultural de la iglesia, convirtiéndola en un punto de referencia para las generaciones futuras.
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