Isla de San Servolo
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La isla de San Servolo, situada en la laguna de Venecia, es uno de los lugares más fascinantes y ricos en historia de la ciudad. Este pequeño trozo de tierra ha sido testigo de siglos de transformaciones, albergando una variedad de instituciones religiosas, militares y sanitarias que han dejado una huella indeleble en su paisaje y en su memoria colectiva.
La historia de San Servolo comienza en el siglo VII, cuando la isla fue ocupada por un monasterio benedictino. Los monjes transformaron la isla en un lugar de oración y contemplación, contribuyendo al desarrollo agrícola del territorio circundante. Durante el siglo IX, los monjes fueron reemplazados por monjas benedictinas, que continuaron administrando la isla hasta 1109, cuando fue concedida a los monjes camaldulenses. Estos últimos permanecieron hasta finales del siglo XV, cuando la Serenísima República de Venecia comenzó a utilizar San Servolo para fines militares y sanitarios.
En 1647, en un período de gran inestabilidad política y militar, la isla se convirtió en sede de un hospital militar. Esta transformación marcó el comienzo de una nueva fase para San Servolo, que pasó de ser un lugar de oración a convertirse en un centro de cuidado y asistencia médica. El hospital militar desempeñó un papel crucial durante las numerosas guerras que involucraron a Venecia en los siglos siguientes, brindando atención a los soldados heridos y contribuyendo a la lucha contra las epidemias que a menudo devastaban a la población.
En 1725, la isla de San Servolo asumió un papel aún más significativo cuando se convirtió en un hospital psiquiátrico. Este instituto, conocido como “Manicomio di San Servolo”, se convirtió en uno de los principales centros de atención para enfermos mentales en Europa. Durante más de dos siglos, el hospital recibió pacientes de toda Italia y del extranjero, ofreciendo tratamientos innovadores y experimentales. Las instalaciones del hospital fueron ampliadas y modernizadas con el tiempo, y San Servolo se convirtió en un lugar de investigación y formación para médicos y enfermeras.
El hospital psiquiátrico de San Servolo cerró definitivamente en 1978, tras la ley Basaglia que decretó el cierre de los manicomios en Italia. Este evento marcó el fin de una era para la isla, pero abrió nuevas oportunidades para su reurbanización y valorización cultural.
Hoy en día, la isla de San Servolo alberga la Fundación San Servolo – Instituto para la Investigación y Experiencias en Salud Mental. La fundación se compromete a preservar la memoria histórica del hospital psiquiátrico y a promover la investigación y la educación en el campo de la salud mental. La isla también alberga un museo dedicado a la historia del hospital, donde los visitantes pueden explorar las antiguas salas de hospitalización, los instrumentos médicos y los testimonios de pacientes y personal.
San Servolo es también un importante centro cultural y de congresos. Las antiguas estructuras del hospital se han transformado en modernos espacios de exposición y salas de conferencias, que albergan exposiciones de arte, eventos culturales y congresos científicos. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran las Bienales de Arte de Venecia, durante las cuales la isla se convierte en una de las sedes de exposición para artistas contemporáneos de renombre internacional.
El paisaje de San Servolo, con sus jardines bien cuidados y avenidas arboladas, ofrece un oasis de tranquilidad y belleza en la laguna veneciana. Paseando por la isla, es posible admirar la iglesia de San Servolo, que data del siglo XVIII, y la capilla neoclásica, utilizada para funciones religiosas y eventos culturales. Las vistas panorámicas de la laguna y de la ciudad de Venecia hacen de San Servolo un lugar ideal para momentos de relax y contemplación.
Una anécdota interesante relacionada con la isla es la presencia de una “piedra del diablo”, una losa de piedra negra situada en la entrada de la iglesia de San Servolo. Según la leyenda, esta piedra fue lanzada por el diablo mismo para destruir la iglesia, pero fue rechazada por la fuerza de la fe de los monjes. La piedra, que presenta misteriosas inscripciones, todavía es visible hoy y atrae la atención de los visitantes curiosos.
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