Jardines Reales

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Los Jardines Reales de Turín representan una de las gemas más preciosas de la ciudad, un lugar donde la historia, el arte y la naturaleza se fusionan en una única y fascinante realidad. Estos jardines, ubicados detrás del Palacio Real, se extienden sobre una superficie de aproximadamente siete hectáreas y están delimitados al norte y al este por los baluartes de las antiguas murallas de la ciudad, mientras que al sur y al oeste limitan con el Palacio Real y los edificios adyacentes. La creación de los Jardines Reales se remonta a la época de Emanuele Filiberto di Savoia, en 1563, cuando decidió trasladar la capital del Ducado de Saboya de Chambéry a Turín. El proyecto original estuvo inspirado en los jardines de las grandes residencias reales europeas de la época, en particular en las espléndidas villas mediceas de la Toscana. El francés Dupacs, también conocido como Duparc, fue encargado de diseñar el jardín siguiendo el estilo formal introducido por André Le Nôtre, el famoso arquitecto de jardines de la corte de Luis XIV. Este estilo, conocido como “jardin à la française”, se caracteriza por perspectivas florales geométricas, juegos de agua y esculturas decorativas.Los Jardines Reales se dividen en varias secciones, cada una con características únicas. El Jardín Ducal, ubicado al norte del Palacio Real, es un espacio regular adornado con una moderna fuente de chorros. El Bastión Verde, un pequeño pabellón con techo inclinado, se asoma al Boschetto, una zona de plantación del siglo XIX donde se encuentra la instalación artística “Pietre Preziose” de Giulio Paolini. La sección más amplia, los Jardines de Levante, presenta un sistema de avenidas que crean perspectivas escénicas que culminan en la Fuente de los Tritones y la Nereida, obra de Simone Martinez de 1757. En esta área predominan los plátanos, tilos y castaños de Indias, con un raro ejemplar de haya llorona, uno de los más antiguos de Piamonte.A lo largo de los siglos, los Jardines Reales han experimentado numerosos cambios y períodos de deterioro, especialmente durante la ocupación napoleónica, cuando fueron saqueados y despojados. Una primera fase de recuperación tuvo lugar en 1805, cuando los jardines fueron designados como Parque Imperial. Con el regreso de los Saboya después de la Restauración, el arquitecto Giuseppe Battista Piacenza se encargó de importantes restauraciones, pero la atención de la familia real se desvió hacia otros lugares, especialmente después de que Florencia se convirtiera en la capital de Italia en 1865.Después de décadas de abandono, los Jardines Reales han experimentado una nueva vida gracias a un complejo proyecto de restauración que duró cinco años, concluido en 2021. Esta intervención ha devuelto no solo las avenidas y perspectivas originales a su antiguo esplendor, sino también importantes elementos arquitectónicos y artísticos, como la Fuente de las Nereidas y los Tritones. Hoy en día, los jardines son parte integral de los Museos Reales de Turín y ofrecen a los visitantes una experiencia inmersiva entre la naturaleza y el arte, con recorridos que conectan las salas del Palacio Real y la Galería Sabauda con los espacios verdes exteriores.La importancia histórica y cultural de los Jardines Reales también se ve reflejada en los numerosos eventos y actividades que tienen lugar allí, convirtiéndolos en un lugar vivo y dinámico. Entre las muchas especies arbóreas presentes, se pueden admirar árboles centenarios y plantas exóticas, fruto de las influencias botánicas y artísticas de los diferentes períodos históricos. Las esculturas y las instalaciones modernas, como la de Giulio Paolini, añaden un toque contemporáneo a este fascinante espacio, que sigue siendo un punto de referencia para la ciudad de Turín y sus habitantes.
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