Monasterio de Emaús
Europa,
República Checa,
Praga,
Nové Město (New Town)
El Monasterio de Emaús, ubicado en el barrio de Nové Město en Praga, es un lugar de extraordinaria belleza y significado histórico, artístico y cultural. Fundado en 1347 por el emperador Carlos IV, el monasterio estaba destinado a albergar a monjes benedictinos de la región eslava, creando un centro espiritual y cultural que tendría un impacto duradero en la historia de la ciudad y más allá.
La fundación del monasterio tuvo lugar en un período de gran efervescencia religiosa y política. Carlos IV, soberano del Sacro Imperio Romano y rey de Bohemia, quería promover la cristianización y la educación de las regiones eslavas, y el monasterio de Emaús se convirtió en un símbolo de este proyecto. Inicialmente, el monasterio se llamaba “Na Slovanech” (De los Eslavos) y estaba dedicado a los Santos Cosme y Damián, pero pronto se hizo conocido como Emaús, en honor al pueblo mencionado en el Evangelio de Lucas.
La arquitectura del monasterio es un ejemplo excepcional del estilo gótico cisterciense, caracterizado por una austeridad simple pero elegante. La iglesia del monasterio, con sus altas naves y vidrieras de colores, es un testimonio de la habilidad de los arquitectos medievales. Una de las características más distintivas del monasterio es el claustro, decorado con frescos que cuentan escenas de la Biblia y la vida de los santos, realizados en el siglo XIV. Estos frescos son algunos de los ejemplos más antiguos de pintura gótica en Bohemia y representan un importante patrimonio artístico.
El monasterio también tuvo un papel significativo durante la era de los husitas, un movimiento de reforma religiosa que se extendió en Bohemia en el siglo XV. Durante las guerras husitas, el monasterio fue refugio para muchos intelectuales y religiosos que buscaban escapar de las persecuciones. Sin embargo, en 1420, el monasterio fue saqueado y destruido por los husitas, y solo en el siglo XVII comenzó una larga fase de restauración.
Uno de los eventos más trágicos en la historia del monasterio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945, el monasterio sufrió graves daños por los bombardeos aliados, que destruyeron gran parte de la estructura, incluidos los famosos frescos. En los años siguientes, un largo y complejo trabajo de restauración intentó devolver al monasterio su antiguo esplendor, aunque muchas de las obras de arte originales se perdieron. A lo largo de los siglos, ha albergado una biblioteca rica en manuscritos y textos raros, muchos de los cuales fueron escritos por los propios monjes. Esta tradición de erudición continúa hoy con la organización de conferencias, seminarios y exposiciones que atraen a académicos y visitantes de todo el mundo.
Una anécdota interesante concierne a la campana del monasterio, conocida como “Emaús”. Según la leyenda, los monjes escondieron la campana durante las guerras husitas para protegerla de la destrucción. Fue redescubierta siglos después y devuelta al monasterio, donde sigue sonando hoy, como símbolo de esperanza y resistencia. Después de la caída del comunismo en 1989, el monasterio fue devuelto a la Orden Benedictina y retomó su función como centro religioso y cultural. Este retorno a sus raíces fue recibido con gran entusiasmo por la comunidad local y los visitantes internacionales, que ven en el monasterio un ejemplo de resiliencia y perseverancia.
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