Museo de Escultura al Aire Libre
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El Museo de Escultura al Aire Libre de Madrid, ubicado debajo del puente de Enrique de la Mata Gorostizaga entre las calles Juan Bravo y Eduardo Dato, es un testimonio extraordinario de cómo el arte puede integrarse en el entorno urbano. Este espacio expositivo único en su género, inaugurado en 1972, fue diseñado para acercar al público al arte abstracto español, un género que en ese momento era poco conocido por el gran público.
El proyecto del museo nació de la idea del ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez y del artista Eusebio Sempere, quienes vieron en el área debajo del puente una oportunidad para crear un espacio de expresión artística y de disfrute público. Su objetivo era transformar un área urbana marginal en un lugar de encuentro y cultura, donde los ciudadanos pudieran pasear y disfrutar de las obras de arte en un contexto no convencional.
La instalación del museo no estuvo exenta de controversias. La escultura “La sirena varada” de Eduardo Chillida, diseñada para ser suspendida debajo del puente, generó resistencias por parte del ayuntamiento, que temía por la seguridad estructural. Después de años de discusiones y estudios técnicos, la obra fue finalmente instalada en 1978, convirtiéndose en una de las piezas más icónicas del museo. Esta escultura, realizada en cemento y con un peso de más de 6 toneladas, es un ejemplo extraordinario de la integración entre arte e ingeniería.
El museo se extiende sobre una superficie de aproximadamente 4.200 metros cuadrados y se desarrolla en tres niveles, que descienden suavemente desde la Calle Serrano hasta el Paseo de la Castellana. La disposición de las obras en varios niveles permite una apreciación dinámica y diversificada de las esculturas, que abarcan diferentes estilos y materiales, ofreciendo un panorama completo del arte abstracto español del siglo XX.
Entre las obras expuestas se encuentran piezas de artistas renombrados como Martín Chirino, Joan Miró, Pablo Palazuelo y Julio González. Cada escultura está colocada de manera que dialogue con el entorno circundante, creando un recorrido artístico que invita a la reflexión y la contemplación. El gran muro de contención de la Calle Serrano está adornado con una cascada de láminas de agua diseñada por Eusebio Sempere, que añade un elemento de movimiento y luz al museo, convirtiéndolo en una experiencia sensorial además de visual.
La instalación de estas obras en un espacio público representa un desafío a las convenciones tradicionales de los museos, rompiendo las barreras entre el arte y la vida cotidiana. Este enfoque democratiza el acceso al arte, permitiendo que cualquiera disfrute de las obras sin necesidad de entrar en un edificio específico, e integrando el arte en la vida urbana de Madrid.
El Museo de Escultura al Aire Libre de Madrid también tiene un significado político y social. Su creación fue parte de un esfuerzo más amplio de reurbanización urbana que buscaba responder a la rápida expansión de la ciudad en las décadas de los años 60 y 70. En este contexto, el arte se utilizó como herramienta para mejorar los espacios públicos, promoviendo la cohesión social y mejorando la calidad de vida urbana.
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