Museo del Formagio de Ámsterdam
Europa,
Países Bajos,
Ámsterdam,
Jordaan
El Museo del Queso de Ámsterdam, situado a lo largo del pintoresco Prinsengracht y a pocos pasos de la famosa Casa de Ana Frank, es una fascinante combinación de museo y tienda que celebra la rica tradición quesera holandesa. Fundado por Edwin Seggelink, un experto en el sector quesero con más de dos décadas de experiencia, el museo ofrece a los visitantes una experiencia única e inmersiva en el mundo del queso.
Al entrar, los visitantes son recibidos con una amplia selección de quesos Gouda, Edam y otros tipos tradicionales holandeses, todos disponibles para degustaciones gratuitas. Este primer bocado prepara el paladar para un viaje más profundo en la historia y producción del queso holandés. Bajando al piso inferior, el museo ofrece un área de exposición con información educativa sobre la historia del queso, incluidas las técnicas de producción que han evolucionado a lo largo de los siglos.
Uno de los aspectos más interesantes del museo es la posibilidad de ver la “tabla de quesos más cara del mundo”, un objeto que subraya la importancia cultural e histórica del queso en los Países Bajos. Los visitantes también pueden divertirse vistiéndose como queseros holandeses tradicionales y tomándose fotos en el “rincón de fotos”, una atracción especialmente querida por los turistas.
La historia del queso en los Países Bajos se remonta a más de 600 años, con nombres famosos como Gouda y Edam que derivan de las ciudades donde estos quesos fueron originalmente producidos. La legislación de la Unión Europea protege hoy muchos de estos nombres con el estatus de Indicación Geográfica Protegida, garantizando que solo los quesos producidos en regiones específicas puedan utilizar estas denominaciones. El edificio que alberga el museo se encuentra en una zona histórica de Ámsterdam, a lo largo de uno de los canales más hermosos de la ciudad, el Prinsengracht. Este contexto ofrece a los visitantes la oportunidad de disfrutar de un paseo a lo largo del canal después de la visita al museo, tal vez deteniéndose en uno de los cafés locales para saborear aún más los quesos recién comprados.
La influencia del queso en la cultura holandesa es evidente no solo en los productos lácteos, sino también en las tradiciones y festividades locales. Por ejemplo, los mercados de queso de Alkmaar y Gouda son eventos históricos que atraen a miles de visitantes cada año, deseosos de ver las tradicionales negociaciones de queso y participar en las festividades.
Una anécdota curiosa se refiere al vínculo entre el queso holandés y el arte. El pintor holandés Jan Steen, conocido por sus escenas de la vida cotidiana, a menudo incluía formas de queso en sus pinturas, reflejando la importancia de este alimento en la vida cotidiana de los Países Bajos del siglo XVII. Este detalle artístico subraya cuánto el queso estaba integrado en la cultura y la economía de la época.
La ubicación estratégica del museo, cerca de otras atracciones turísticas importantes como la Casa de Ana Frank, lo convierte en una parada ideal para quienes visitan Ámsterdam. Además, la entrada gratuita y la posibilidad de comprar quesos envasados al vacío, listos para ser llevados de viaje, añaden un valor adicional a la visita.
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