Museo Nacional

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Nové Město (New Town)
El Museo Nacional de Praga, ubicado al comienzo de la Plaza de Wenceslao en el animado barrio de Nové Město, es una institución emblemática que encierra siglos de historia, cultura y ciencia de la República Checa. Fundado en 1818 con el nombre de “Museo Patriótico de Bohemia”, fue creado gracias a la iniciativa de un grupo de intelectuales liderados por el mineralogista Kaspar Maria von Sternberg. El objetivo principal del museo era preservar y promover el patrimonio cultural y natural del país, una tarea que ha continuado realizando con dedicación hasta nuestros días. El edificio principal del museo, un magnífico ejemplo de arquitectura neorrenacentista, fue diseñado por el arquitecto Josef Schulz y construido entre 1885 y 1891. Este imponente edificio domina la parte superior de la Plaza de Wenceslao, con su majestuosa fachada de más de 100 metros de largo y decorada con estatuas de bronce y placas de mármol dorado. El interior es igualmente impresionante, con una gran escalinata que conduce al Panteón, un área adornada con bustos y estatuas de destacados artistas, escritores y científicos checos. Este espacio es un homenaje a las figuras que han moldeado la historia y la cultura del país. La historia del museo está estrechamente ligada a los eventos políticos y sociales que han marcado la República Checa. Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió daños por los bombardeos y, en 1968, las tropas del Pacto de Varsovia volvieron a golpear la fachada durante la invasión de Checoslovaquia. A pesar de estos momentos dramáticos, el museo ha seguido siendo un símbolo de resistencia y perseverancia cultural. Un memorial frente a la entrada principal recuerda a Jan Palach y Jan Zajíc, dos estudiantes que se inmolaron en 1969 para protestar contra la ocupación soviética, subrayando el papel del museo no solo como guardián de la historia, sino también como lugar de memoria y reflexión. El Museo Nacional comprende varias secciones que abarcan una amplia gama de disciplinas. Las colecciones permanentes incluyen exposiciones de la prehistoria de Bohemia, Moravia y Eslovaquia, una extensa colección mineralógica y litológica, así como secciones de paleontología, zoología, antropología y osteología. Cada sección ofrece un fascinante viaje a través del tiempo y el espacio, explorando las diversas facetas del patrimonio natural y cultural de la región. Además del edificio principal, el museo ha ampliado sus actividades a otras sedes. El nuevo edificio del museo, también ubicado en la Plaza de Wenceslao, es un ejemplo de arquitectura moderna y multifuncional. Inicialmente sede de la Bolsa de Praga y luego de la Asamblea Federal hasta la disolución de Checoslovaquia en 1992, hoy alberga exposiciones temporales que van desde la historia contemporánea hasta eventos culturales y científicos de relevancia internacional. Una de las exposiciones más apreciadas es la dedicada a la Revolución de Terciopelo, que celebra la liberación de Checoslovaquia del régimen comunista en 1989. Esta exposición no solo documenta los momentos clave de la revuelta, sino que también ofrece una experiencia emocionalmente conmovedora que invita a reflexionar sobre la lucha por la libertad y la democracia. Otro elemento distintivo del Museo Nacional es el túnel subterráneo que conecta el edificio histórico con el nuevo. Este pasaje, además de ser una solución práctica para la logística del museo, está enriquecido con una instalación de video que muestra la evolución del horizonte de Praga a lo largo de los siglos. Este espectáculo de luces e imágenes ofrece una perspectiva única sobre la transformación urbana de la capital checa, convirtiendo el recorrido no solo en funcional, sino también altamente educativo. La reciente renovación, completada en 2018 con motivo del centenario de la fundación de Checoslovaquia, ha realzado aún más la importancia del museo. El restauración no solo ha preservado la integridad histórica del edificio, sino que también ha introducido tecnologías modernas que mejoran la experiencia de los visitantes, convirtiendo al Museo Nacional de Praga en una parada imprescindible para aquellos que deseen comprender a fondo la historia y la cultura de la República Checa.
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