Pabellón de Barcelona

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El Pabellón de Barcelona, diseñado por el arquitecto Ludwig Mies van der Rohe en colaboración con Lilly Reich, es una obra emblemática del Movimiento Moderno, construida para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Este pabellón, también conocido como Pabellón Alemán, representa uno de los momentos más destacados de la carrera de Mies y un punto de referencia fundamental en la historia de la arquitectura moderna. Construido como símbolo del renacimiento de Alemania después de la Primera Guerra Mundial, el pabellón se distingue por su diseño esencial y el uso innovador de los materiales. Mies van der Rohe adoptó un enfoque minimalista, materializando su famoso principio “menos es más” a través de una estructura que enfatiza la simplicidad y la pureza de las formas. El pabellón se caracteriza por un plano abierto, donde las paredes no funcionan como elementos portantes, sino como divisores espaciales. El techo está sostenido por ocho delgadas columnas de acero en forma de cruz, que crean la ilusión de una superficie flotante, otorgando a toda la construcción una sensación de ligereza y transparencia. El uso de los materiales es fundamental para comprender la belleza del pabellón. Mies utilizó mármol, travertino, vidrio y acero para crear un diálogo entre elementos naturales y artificiales. Los materiales fueron seleccionados cuidadosamente por sus cualidades estéticas y táctiles, prestando especial atención a las vetas del mármol que crean efectos visuales sorprendentes. La elección del travertino italiano para el podio y las paredes exteriores otorgó una sensación de continuidad y coherencia estética a toda la estructura. Uno de los elementos más icónicos del pabellón es la estatua “Alba” del escultor Georg Kolbe, ubicada en el pequeño espejo de agua, que añade un nivel adicional de reflexión e interacción con el entorno circundante. Los dos espejos de agua, uno interno y otro externo, amplifican la sensación de fluidez espacial y reflejan la luz natural, contribuyendo a crear una atmósfera serena y contemplativa. Históricamente, el Pabellón de Barcelona representó una declaración audaz de modernidad e innovación en un período de gran agitación política y social. Alemania, a través de esta obra, pretendía presentarse como una nación progresista y pacífica, en contraste con su pasado belicoso. Sin embargo, el pabellón original fue demolido en 1930, poco después del final de la exposición, dejando solo fotografías y dibujos. La reconstrucción del pabellón, llevada a cabo entre 1983 y 1986, fue un proyecto ambicioso emprendido por un grupo de arquitectos catalanes, incluyendo a Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos. Utilizando materiales provenientes de las mismas canteras del original, la reconstrucción devolvió al mundo una pieza fundamental de la historia de la arquitectura, manteniendo intacta la visión de Mies van der Rohe.
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