Palacio de Anglona
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En el corazón del barrio de La Latina de Madrid, encajado entre las estrechas calles medievales y la animada Plaza de la Paja, se encuentra el Palacio de Anglona, un edificio que representa un raro ejemplo de residencia aristocrática del siglo XVII aún presente en la ciudad. Este palacio no es solo un magnífico ejemplo de arquitectura histórica, sino también un testigo silencioso de las transformaciones políticas, sociales y culturales que Madrid ha experimentado a lo largo de los siglos.
El Palacio fue construido para la familia de Álvaro de Benavides, marqués de La Romana, pero debe su nombre al Príncipe de Anglona, que se convirtió en propietario en el siglo XIX. El diseño del edificio refleja el estilo sobrio y funcional típico de las residencias nobiliarias castellanas, con una fachada austera pero elegante, caracterizada por líneas rectas y proporciones equilibradas. La estructura se desarrolla alrededor de un patio interior, siguiendo el modelo típico de los palacios de la época, que garantizaba privacidad y tranquilidad a sus habitantes.
Uno de los elementos más fascinantes del Palacio de Anglona es su jardín, una pequeña joya escondida y a menudo ignorada por los turistas. Este jardín, diseñado por Javier de Winthuysen en el siglo XVIII, conserva todavía su estructura neoclásica, con parterres geométricos bordeados por setos de boj y senderos de ladrillo. La fuente central, originalmente de mármol sin pulir, fue reemplazada en el siglo XX por una más alta y decorativa de piedra pulida, que le da al jardín un toque de elegancia. El jardín está elevado en una plataforma artificial que nivela la pendiente con la Calle de Segovia, creando un efecto escénico que sorprende a los visitantes.
Históricamente, el Palacio de Anglona ha albergado a muchas figuras destacadas de la nobleza española y ha sido escenario de numerosos eventos sociales y políticos. Durante el apogeo de Madrid bajo los Borbones, el palacio fue centro de intrigas políticas y sociales, reflejando la importancia de la familia Anglona en la corte española. El edificio es un símbolo de las dinámicas de poder y de la vida aristocrática de la época, un lugar donde la política y la cultura se entrelazaban de manera indisoluble.
A lo largo de los siglos XIX y XX, el Palacio de Anglona ha sido objeto de varias restauraciones y modificaciones que han alterado parcialmente su aspecto original, pero sin perder nunca su encanto histórico. Las intervenciones de restauración han buscado preservar la integridad estructural del edificio, manteniendo inalteradas sus características principales. El jardín, en particular, ha sido objeto de un cuidado especial, conservando su estructura original y convirtiéndose en un lugar de refugio y tranquilidad en el corazón de la frenética Madrid. Una anécdota interesante se refiere a las vicisitudes del Príncipe de Anglona, que fue un influyente militar y político español. Se cuenta que durante una de sus misiones militares, el príncipe llevó consigo algunas especies de plantas raras que luego fueron plantadas en el jardín del palacio, enriqueciendo aún más la variedad botánica del lugar. Estas plantas exóticas se convirtieron en un punto de atracción para los invitados del palacio, que venían a visitar el jardín no solo por su belleza, sino también por su singularidad botánica.
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