Palacio de las Dueñas

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El Palacio de las Dueñas, ubicado en el corazón de Sevilla, es una de las residencias históricas más fascinantes y ricas en historia de la ciudad. Construido entre los siglos XV y XVI, el palacio toma su nombre del antiguo convento de Santa María de las Dueñas, que se encontraba cerca y que fue demolido en 1868. Originalmente perteneciente a la familia Pineda, luego pasó a la familia Enríquez de Ribera y finalmente, en 1612, se convirtió en parte del patrimonio de la Casa de Alba, una de las familias nobles más prestigiosas y poderosas de España. La arquitectura del Palacio de las Dueñas es un ejemplo admirable de estilo gótico-mudéjar y renacentista. La entrada principal está caracterizada por un portal decorado con motivos mudéjares, un claro reflejo de la influencia islámica en la cultura andaluza. El palacio se desarrolla alrededor de una serie de patios, cada uno con su propia identidad y función. El Patio de las Palmeras, con sus altas palmeras y fuentes de mármol, es un lugar de paz y serenidad, mientras que el Patio de los Limones, celebrado por el poeta Antonio Machado, es conocido por su jardín de limoneros perfumados. Antonio Machado, uno de los más grandes poetas españoles del siglo XX, nació precisamente en el Palacio de las Dueñas en 1875. En ese momento, el palacio era una casa en alquiler, y la familia Machado vivió allí durante varios años. Antonio Machado recordaba a menudo en sus escritos la infancia pasada en los jardines del palacio, describiendo con cariño los patios y los aromas que caracterizaban esa época de su vida. Esta conexión personal con uno de los principales exponentes de la literatura española añade una capa adicional de significado histórico y cultural al palacio. En el interior del palacio, las salas están decoradas con muebles antiguos, tapices y obras de arte que testimonian el prestigio y la riqueza de la familia Alba. Entre las obras más importantes se encuentran pinturas de artistas renombrados como Jusepe de Ribera, Luca Giordano y Annibale Carracci. La colección de tapices flamencos de los siglos XVI y XVII, entre los que destaca el famoso “Mercurio enamorado de Herse” tejido por Willem Pannemaker en 1570, es uno de los tesoros más preciados del palacio. La capilla privada del palacio, que data del siglo XV, es un ejemplo extraordinario de arte y devoción. Decorada con azulejos de cerámica típicos de Sevilla, alberga un altar adornado con reflejos metálicos que brillan a la luz de las velas. La biblioteca del palacio, con su techo de artesonado de estilo mudéjar, contiene volúmenes antiguos y manuscritos que ofrecen una visión de la historia intelectual de la familia. Durante el siglo XIX, el palacio sufrió una transformación significativa cuando fue convertido en una casa popular, albergando a numerosas familias. Este período de su historia es particularmente interesante porque el palacio se convirtió en un microcosmos de la vida sevillana, reflejando la diversidad social y cultural de la ciudad. Solo en el siglo XX volvió a ser una residencia aristocrática, manteniendo sin embargo su vínculo con la comunidad. Uno de los eventos más significativos en la historia reciente del palacio fue la visita de Jacqueline Kennedy en 1960. Durante su estancia, la ex Primera Dama de los Estados Unidos pintó una acuarela del patio del palacio, un gesto que subraya la atracción que este lugar ejerce sobre personas de todo el mundo.
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