Palacio de Queluz

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El Palacio Nacional de Queluz, ubicado en la ciudad de Queluz, cerca de Lisboa, es una de las últimas grandes construcciones rococó de Europa. Construido como residencia de verano para el príncipe Dom Pedro de Braganza, futuro rey Pedro III, y su esposa, la reina María I, el palacio es un ejemplo perfecto del lujo y la opulencia del siglo XVIII. Su construcción comenzó en 1747 bajo la dirección del arquitecto Mateus Vicente de Oliveira, quien también había trabajado en el Palacio de Mafra. La obra fue interrumpida por el devastador terremoto de Lisboa de 1755, pero se reanudó en 1758 con nuevas medidas de seguridad antisísmicas. La arquitectura del Palácio de Queluz combina elementos del barroco, rococó y neoclásico, reflejando la evolución estilística de la época. Aunque las fachadas exteriores son sobrias y severas, esconden un interior ricamente decorado. Entre las salas más magníficas se encuentran la Sala del Trono y la Sala de los Embajadores. La Sala del Trono, con sus paredes revestidas de espejos y decoraciones doradas, fue diseñada para impresionar a los invitados con su grandiosidad. Las decoraciones incluyen intrincados tallados en madera dorada y candelabros brillantes, que reflejan la luz creando un efecto espectacular. La opulencia de los interiores se equilibra con los maravillosos jardines italianos que rodean el palacio. Estos jardines, adornados con setos, estatuas, fuentes y lagos, se utilizaban para fiestas, espectáculos de fuegos artificiales y conciertos al aire libre. El Canal de Azulejo, un largo lago artificial decorado con azulejos que representan escenas portuarias, era uno de los lugares favoritos de la familia real para paseos en góndola acompañados de música. El palacio vivió su época dorada bajo el reinado de Pedro III y María I, cuando se convirtió en el centro de la vida de la corte. Sin embargo, la muerte prematura del rey y su hijo mayor llevó a María I a sufrir graves trastornos mentales, siendo recordada como “María la Loca”. Durante estos años difíciles, el palacio se convirtió en una especie de prisión dorada para la reina. En 1794, un incendio destruyó el palacio real provisional de Ajuda, y la familia real se trasladó permanentemente a Queluz. Desde entonces, el palacio ha albergado numerosos eventos de la corte y ha servido como residencia oficial hasta la partida de la familia real a Brasil en 1807, durante la invasión napoleónica. La residencia real permaneció en Queluz hasta el regreso a Portugal en 1821. En el siglo XIX, el palacio entró en un período de declive, especialmente después de la muerte del rey João VI y la subsiguiente lucha fratricida entre sus hijos, Pedro IV y Miguel. Este último, después de ser derrotado en las guerras liberales, murió en el mismo palacio donde nació, víctima de tuberculosis. En 1910, con la proclamación de la República, el Palácio de Queluz fue declarado Monumento Nacional. Durante el siglo XX, el palacio fue restaurado y reacondicionado como museo y lugar de representación para visitas de Estado. Hoy en día, el palacio está abierto al público y ofrece visitas guiadas que permiten explorar la rica historia y el patrimonio cultural de Portugal. Las suntuosas salas del palacio y sus encantadores jardines siguen cautivando a los visitantes, ofreciendo una fascinante visión de la vida de la corte real portuguesa.
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