Parque Caffarella

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El Parco della Caffarella, ubicado entre la Via Appia Antica y la Via Latina, es una de las áreas verdes más extensas y fascinantes de Roma. Con una superficie de 132 hectáreas, el parque representa un valioso pulmón verde en el corazón de la ciudad y un importante testimonio de la historia natural y arqueológica de la región. El valle de la Caffarella toma su nombre de la familia Caffarelli, que en el siglo XVI unió varias propiedades para crear una sola gran propiedad que se extendía hasta Ardea a lo largo de las vías Appia y Ardeatina. El valle está atravesado por el río Almone, que en tiempos romanos era considerado sagrado y que con sus fuentes y acuíferos hace que el área sea rica en agua y vegetación. El parque todavía conserva hoy en día el aspecto natural que habría tenido el área de Roma en ausencia de urbanización, ofreciendo refugio a numerosas especies de flora y fauna. Uno de los lugares más fascinantes del parque es el Ninfeo di Egeria, una cueva artificial de la época romana dedicada a la ninfa Egeria, consorte del rey Numa Pompilio. Según la leyenda, la ninfa Egeria aconsejaba al rey sobre leyes y ritos religiosos. El ninfeo, decorado con mosaicos y esculturas, es un lugar de gran sugestión que evoca la importancia religiosa y cultural de la Caffarella en la antigüedad. El parque también alberga el Colombario Costantiniano, una estructura funeraria romana del siglo III d.C., utilizada para la sepultura de las cenizas de los difuntos. Esta tumba colectiva, decorada con frescos y estucos, ofrece una visión de la vida y las costumbres funerarias de la época romana. Otro punto de interés es la Iglesia de Sant’Urbano alla Caffarella, un edificio del siglo IX construido sobre un antiguo templo romano dedicado a Ceres y Faustina. La iglesia, con su sencilla fachada y los interiores decorados con frescos, representa un raro ejemplo de continuidad religiosa entre el paganismo y el cristianismo. El Casale della Vaccareccia, que data del siglo XVI, es uno de los numerosos casales presentes en el parque. Este edificio, utilizado en el pasado para la cría de ganado, incorpora una de las torres de vigilancia medievales que salpicaban el campo romano. Hoy en día, el casale es un centro de educación ambiental y alberga actividades educativas para escuelas y familias. A lo largo de los siglos, el valle de la Caffarella ha experimentado numerosas transformaciones. En el siglo XIX, la finca pasó a manos de los Pallavicini y en 1816 fue adquirida por los Torlonia, una de las familias más influyentes de Roma. En 1996, con la adopción del plan de uso y expropiación, el área fue destinada a parque público, gracias al compromiso de asociaciones de ciudadanos y del Comité para el Parco della Caffarella. La creación del parque ha permitido proteger el área del deterioro y la especulación inmobiliaria, devolviendo a los romanos un espacio verde de gran valor histórico y natural. Hoy en día, el parque es uno de los destinos favoritos para quienes buscan un oasis de tranquilidad en el caos urbano, ofreciendo numerosos senderos para pasear, correr y andar en bicicleta. El parque también es un lugar de gran relevancia para la investigación arqueológica. Las excavaciones han sacado a la luz numerosos hallazgos, incluidas tumbas, restos de villas romanas y antiguos acueductos. Estos descubrimientos ofrecen valiosa información sobre la vida cotidiana y las prácticas religiosas de los antiguos romanos. Una anécdota curiosa es el descubrimiento de un antiguo molino de agua en el parque, utilizado hasta el siglo XIX. Este molino, ubicado a lo largo del curso del Almone, es un ejemplo del ingenio hidráulico de los romanos y de su capacidad para aprovechar los recursos naturales para fines prácticos.
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