Piazza San Sepolcro

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La Plaza de San Sepulcro es un rincón de Milán rico en historia, que tiene sus raíces en la antigüedad romana. Situada en el corazón de la ciudad, la plaza toma su nombre de la Iglesia de San Sepulcro, fundada en 1030 y dedicada a la resurrección de Cristo. Esta iglesia, con su fachada sobria y su interior lleno de obras de arte, ha sido un punto de referencia religioso y cultural durante siglos. En la época romana, el área donde se encuentra la plaza era el foro de Mediolanum, el centro político y comercial de la ciudad. Aquí se cruzaban el cardo y el decumano, las dos principales arterias viales de la época, convirtiendo esta zona en el centro de la vida pública y administrativa. Los restos de este glorioso pasado todavía son visibles en los alrededores, con el foro romano que sigue influyendo en la toponimia y la urbanística de la zona.A lo largo de los siglos, la Plaza de San Sepulcro ha experimentado múltiples transformaciones. Durante la Edad Media, la construcción de la Iglesia de San Sepulcro le dio a la zona un nuevo significado religioso, convirtiéndose en un lugar de peregrinación y devoción. La iglesia, ubicada cerca de la Biblioteca Ambrosiana, una de las instituciones culturales más importantes de Milán, ha sido sede de numerosos eventos históricos significativos.Uno de los episodios más relevantes de la historia moderna de la plaza ocurrió el 23 de marzo de 1919, cuando Benito Mussolini fundó el movimiento de los Fasci italiani di combattimento precisamente en esta plaza. Este evento marcó el inicio del fascismo en Italia, y los participantes en esta primera reunión fueron conocidos como “sansepolcristi”. La plaza se convirtió entonces en un símbolo del incipiente movimiento fascista, con el Palazzo Castani que albergó la sede nacional del Partido Nacional Fascista de 1921 a 1924 y luego del Partido Fascista Republicano de 1943 a 1945.Durante el período fascista, la Plaza de San Sepulcro adquirió un significado especial, convirtiéndose en el centro de las actividades políticas del movimiento. Filippo Tommaso Marinetti, uno de los principales exponentes del futurismo y partidario del fascismo, celebró a los sansepolcristi con su “Poema de los sansepolcristi”, exaltando el espíritu combativo y revolucionario de los participantes en la primera reunión.Después de la caída del fascismo, la plaza gradualmente perdió su connotación política, volviendo a ser un lugar de interés histórico y cultural. La Iglesia de San Sepulcro, con su cripta medieval, representa uno de los elementos más fascinantes de la plaza, ofreciendo a los visitantes una visión de la historia religiosa de Milán.La plaza, con su pavimento empedrado y sus dimensiones contenidas, conserva una atmósfera íntima y recogida. Es un lugar donde el pasado y el presente se encuentran, y donde cada rincón cuenta una historia. Las calles circundantes, llenas de edificios históricos y talleres artesanales, completan el cuadro de un área que ha sabido mantener su encanto a lo largo de los siglos.La restauración de la Iglesia de San Sepulcro y de la cripta ha contribuido a realzar aún más la plaza, convirtiéndola en una parada obligatoria para los amantes de la historia y el arte. La cripta, en particular, con sus frescos y sus estructuras arquitectónicas bien conservadas, ofrece una experiencia única, permitiendo a los visitantes sumergirse en el pasado y apreciar la riqueza del patrimonio histórico milanés.
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