plaza de venecia

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La Plaza de Venecia, ubicada en el corazón de Roma, es una de las plazas más emblemáticas de la ciudad. Su historia refleja las transformaciones políticas, sociales y arquitectónicas que han atravesado la capital italiana. El nombre de la plaza proviene del majestuoso Palazzo Venezia, construido en 1455 para el cardenal veneciano Pietro Barbo, quien luego se convirtió en el Papa Pablo II. Este edificio renacentista, con sus ventanas góticas y el característico balcón, fue inicialmente la residencia papal y luego la sede de la embajada de la República de Venecia. La plaza está dominada por el Monumento a Vittorio Emanuele II, también conocido como Il Vittoriano o Altare della Patria. Este imponente monumento de mármol blanco, construido entre 1885 y 1935, celebra al primer rey de Italia unificada y es un símbolo de patriotismo y unidad nacional. El monumento está decorado con estatuas, relieves y una majestuosa escalinata que conduce a una terraza panorámica con una vista impresionante de Roma. La construcción del Vittoriano implicó la demolición de numerosos edificios históricos, modificando profundamente la estructura urbana de la plaza. El Palazzo Venezia es otro elemento de gran importancia histórica y artística. Este edificio del siglo XV alberga hoy el Museo Nacional del Palazzo di Venezia, que conserva una rica colección de arte renacentista y barroco, incluyendo obras maestras de artistas como Bernini, Caravaggio y Rafael. El palacio también es conocido por el balcón desde el cual Benito Mussolini, durante el régimen fascista, pronunciaba sus discursos a la multitud. Este aspecto agrega una dimensión histórica y política significativa a la plaza, convirtiéndola en un lugar de gran relevancia también para la historia reciente de Italia. Entre otras atracciones de la plaza se encuentra la Basílica de San Marcos, un ejemplo de arquitectura románica en el lado occidental. Construida en el siglo XIII, la basílica alberga importantes obras de arte y reliquias. Cerca de la basílica se encuentra la Columna de Trajano, un antiguo monumento romano erigido en el 113 d.C. para celebrar las victorias del emperador Trajano sobre los dacios. La columna está decorada con un friso en espiral que narra escenas de las campañas militares de Trajano, y es uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma. A lo largo de los siglos, la Plaza de Venecia ha experimentado numerosos cambios. En el siglo XIX, durante la ocupación napoleónica, pasó a ser propiedad de los Habsburgo y albergó a los diplomáticos austrohúngaros hasta 1916. Después de la Primera Guerra Mundial, la plaza volvió a estar bajo el control del Estado italiano, que inició grandes trabajos de reestructuración para la construcción del Vittoriano. Estos trabajos implicaron la demolición de numerosos edificios históricos, incluyendo una parte del Convento dell’Aracoeli y la Torre di Paolo III. Durante el régimen fascista, la Plaza de Venecia se convirtió en el centro neurálgico de desfiles militares y manifestaciones del régimen. Mussolini utilizaba el balcón del Palazzo Venezia para sus discursos, que eran transmitidos a la nación a través de la radio y los noticieros cinematográficos, consolidando la importancia simbólica de la plaza en la propaganda fascista. Hoy en día, la Plaza de Venecia es uno de los principales puntos de transporte de Roma, donde convergen importantes arterias como Via del Corso, Via dei Fori Imperiali y Via del Plebiscito. La plaza es un punto de partida ideal para explorar las numerosas atracciones históricas y culturales de la ciudad, como el Campidoglio, los Fori Imperiali y el Coliseo. Su centralidad y la riqueza de monumentos la convierten en una parada obligatoria para cualquier visitante de Roma. Un dato interesante es la tradición de la “Corsa dei Barberi”, una carrera de caballos sin jinete que se celebraba durante el Carnaval romano. Los caballos partían de la Plaza del Popolo y terminaban la carrera en la Plaza de Venecia, a lo largo de Via del Corso. Esta tradición, iniciada en el siglo XVII, fue abolida a finales del siglo XIX debido a los numerosos incidentes que involucraban a los espectadores. Otro aspecto fascinante de la Plaza de Venecia es la vista panorámica desde la terraza del Vittoriano. Subiendo en el ascensor de vidrio, se puede disfrutar de una vista espectacular de la ciudad, especialmente al atardecer o por la noche, cuando Roma se ilumina con mil luces.
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