Santuario de la Virgen de San Luca
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El Santuario de la Virgen de San Luca es uno de los lugares emblemáticos de Bolonia, situado en la cima de la Colina de la Guardia, a unos 300 metros sobre el nivel del mar. Este santuario no solo es un importante lugar de culto religioso, sino también un elemento fundamental del paisaje cultural y social de la ciudad. La historia del santuario es rica y fascinante, entrelazando elementos de devoción religiosa, arte, política y tradiciones locales.
Las raíces del santuario se remontan al siglo XII, cuando se habla de un ermitaño fundado por un tal Eutimio, ermitaño procedente de Constantinopla, que llevó consigo una tabla de cedro que representaba a la Virgen en estilo bizantino. Este primer asentamiento espiritual pronto se convirtió en un lugar de peregrinación y veneración para los fieles de Bolonia y más allá. En 1149, el ermitaño pasó a estar bajo el cuidado de dos hermanas, Azzolina y Bice, que lo convirtieron en un centro de oración comunitaria, atrayendo a otras mujeres deseosas de llevar una vida consagrada.
La iconografía de la Virgen de San Luca, que se dice que fue llevada a la ciudad por un piadoso peregrino a finales del siglo XIII, contribuyó en gran medida a la fama del santuario. Esta imagen sagrada, que representa a la Virgen Odigitria, se convirtió en un símbolo de protección para Bolonia, especialmente durante períodos de calamidades naturales o epidemias.
A lo largo de los siglos, el santuario ha experimentado diversas transformaciones y ampliaciones. Uno de los momentos clave en su historia arquitectónica fue la reconstrucción iniciada en 1741 según el diseño de Carlo Francesco Dotti, que llevó a la construcción de la estructura actual. El edificio, completado en 1757, presenta una planta en forma de cruz griega con una majestuosa cúpula central, y alberga obras de arte de gran valor. Entre ellas destacan las pinturas de Guido Reni, como la “Virgen del Rosario”, y las esculturas de Angelo Pió y del Cometti, cuyas estatuas de San Luca y San Marco decoran la entrada principal.
Uno de los aspectos más sugestivos del santuario es el pórtico que lo conecta con el centro de la ciudad, conocido como el Pórtico de San Luca. Con sus 666 arcos y una longitud de casi 4 kilómetros, es el pórtico más largo del mundo y representa una obra de ingeniería extraordinaria, construida a partir de 1674. Cada año, durante la semana de la Ascensión, se lleva a cabo una procesión que parte de la Puerta de Saragozza y lleva la venerada icona de la Virgen con el Niño hasta la catedral de Bolonia, un evento que atrae a numerosos fieles y turistas.
El santuario ha desempeñado un papel importante no solo en la vida religiosa, sino también en la historia política y social de Bolonia. A lo largo de los siglos, de hecho, ha sido un punto de referencia para la comunidad, sirviendo como refugio y esperanza durante períodos de crisis. La visita de Napoleón Bonaparte en 1805, que requirió una restauración significativa del complejo, subraya la importancia histórica del santuario también a nivel nacional.
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