Templo de Zeus Olímpico
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El Templo de Zeus Olímpico, también conocido como el Olimpieion, es uno de los templos más imponentes de la antigüedad, situado en el corazón de Atenas. Su construcción comenzó en el siglo VI a.C. bajo el tirano Pisístrato, pero la obra fue abandonada cuando su hijo Hipias fue exiliado en el 510 a.C. Después de varios intentos fallidos a lo largo de los siglos, fue el emperador romano Adriano quien finalmente completó el templo en el 131 d.C., aproximadamente 650 años después del inicio de los trabajos.
El templo originalmente estaba concebido como un imponente edificio dórico, pero el proyecto fue transformado en un estilo corintio bajo la supervisión de Adriano. Este cambio reflejaba la influencia romana y el deseo de Adriano de vincular su figura con la grandeza de la cultura griega. El templo completado medía 110 metros de longitud y 44 de ancho, con 104 columnas corintias de 17 metros de altura que rodeaban una celda central. En su interior, se alzaban estatuas colosales de Zeus y del propio Adriano, realizadas en oro y marfil.
El sitio en el que se encuentra el templo tiene una historia que precede a la época de Pisístrato. Un antiguo santuario al aire libre dedicado a Zeus ya existía en el lugar, un signo de la larga tradición de culto asociada a esta deidad en la región. Durante el período clásico, el proyecto del templo quedó incompleto, ya que los griegos de la época consideraban antidemocrático construir monumentos de tal magnitud, viéndolos como símbolos de tiranía y opresión.
El templo completado por Adriano se convirtió en un símbolo del poder y la majestuosidad de Roma, así como de su influencia cultural sobre Grecia. Adriano mismo, conocido por su filantropía y admiración por la cultura griega, contribuyó significativamente a la vida pública de Atenas, estableciendo numerosos edificios públicos y mejorando las infraestructuras urbanas. Su imagen y su presencia en el templo subrayaban su posición de mecenas y soberano ilustrado.
Sin embargo, la gloria del Templo de Zeus Olímpico fue efímera. Ya en el siglo III d.C., el templo cayó en desuso tras las invasiones bárbaras que afectaron a la región. A lo largo de los siglos, el templo fue saqueado y muchos de sus materiales fueron reutilizados para otros proyectos de construcción. Durante la Edad Media, gran parte de sus estructuras fueron desmanteladas y reutilizadas, dejando solo algunas columnas en pie.
Hoy en día, del majestuoso templo original solo quedan 15 columnas, que se erigen como testimonio de la grandeza pasada. Una decimosexta columna, caída en 1852 debido a una tormenta, yace aún en el sitio, ofreciendo una idea de la escala y precisión con la que se construyeron estas estructuras. El sitio es una importante atracción turística, situada cerca del famoso Arco de Adriano, un monumento que marca la frontera entre la ciudad antigua y la romana.
La visita al Templo de Zeus Olímpico no solo ofrece una experiencia visual imponente, sino también un viaje a través de la compleja y estratificada historia de Atenas. Su construcción, el largo período de abandono y la posterior revalorización son un reflejo de la resiliencia cultural de la ciudad y de su continuo adaptación a lo largo de las épocas. El sitio también está rodeado de otros importantes restos arqueológicos, como los restos de las antiguas murallas de Temístocles y el Templo de Apolo Delfinio, que enriquecen aún más la experiencia de los visitantes.
Una anécdota interesante concierne al uso de las columnas del templo por parte del dictador romano Sila en el siglo I a.C. Durante una campaña militar, Sila saqueó el sitio y transportó algunas de las columnas a Roma, donde fueron utilizadas en la construcción del Templo de Júpiter Capitolino, símbolo de su victoria y poder.
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