Termas de Heliogábalo

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Las Termas de Elagabalo, ubicadas en la colina Palatina en Roma, representan un fascinante ejemplo de la arquitectura termal romana del siglo III d.C. Estas termas fueron inicialmente atribuidas al emperador Elagabalo (también conocido como Marco Aurelio Antonino) durante su breve y turbulento reinado (218-222 d.C.), pero excavaciones recientes han revelado que la construcción fue iniciada por los anteriores emperadores Septimio Severo y Caracalla. El emperador Elagabalo, conocido por su estilo de vida excéntrico y sus extravagancias, quiso dejar una marca duradera en Roma a través de la construcción de estas imponentes termas. Las termas no solo reflejaban su deseo de grandeza y lujo, sino que también eran un lugar de recreo y bienestar para los ciudadanos romanos. El complejo termal estaba ubicado en una posición privilegiada, en el lado noreste del Palatino, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad y de los otros monumentos circundantes. Desde el punto de vista arquitectónico, las Termas de Elagabalo seguían el típico esquema de las grandes termas imperiales romanas, con una serie de ambientes dispuestos simétricamente alrededor de un patio central. El complejo incluía el frigidarium (sala para baños fríos), el tepidarium (sala para baños tibios) y el calidarium (sala para baños calientes), todos decorados con mármoles preciosos, mosaicos coloridos y esculturas. Las termas también contaban con palestras, jardines y salas para actividades sociales, convirtiéndolas en un centro polifuncional de gran importancia para la vida cotidiana de los romanos. Un elemento distintivo de las Termas de Elagabalo era la presencia de una gran exedra decorada con estatuas y fuentes, que servía como punto focal del complejo. Las esculturas encontradas durante las excavaciones arqueológicas, incluyendo fragmentos de columnas y capiteles decorados, ofrecen una idea de la riqueza y sofisticación artística de las termas. Estos hallazgos, conservados en varios museos de Roma, testimonian la habilidad de los artesanos romanos y el gusto sofisticado del emperador. Las Termas de Elagabalo, al igual que muchas otras estructuras romanas, sufrieron varios restauraciones y modificaciones a lo largo de los siglos. Durante la época medieval, el complejo fue abandonado progresivamente y muchas de sus estructuras fueron reutilizadas para otras construcciones. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el siglo XX han permitido sacar a la luz gran parte de las termas, revelando la complejidad y grandiosidad del proyecto original. Un dato interesante es el descubrimiento de numerosos fragmentos de mármoles blancos durante las excavaciones, que fueron utilizados como materiales de relleno en las cimentaciones. Este detalle sugiere que las termas estaban decoradas con mármoles preciosos, probablemente importados de las canteras de Carrara, otro signo de lujo y riqueza del complejo. El Palatino, una de las siete colinas de Roma, es un sitio de extraordinaria importancia histórica y arqueológica, y las Termas de Elagabalo son una parte fundamental de él. Esta colina, que según la leyenda fue el lugar donde Rómulo fundó Roma, ha sido el centro del poder imperial durante siglos, albergando las residencias de numerosos emperadores.
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