Arco de Rua Augusta
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El majestuoso Arco da Rua Augusta, ubicado al final de la calle homónima y con vistas a la amplia Praça do Comércio, es uno de los monumentos más icónicos de Lisboa. Esta estructura monumental no es solo una atracción turística, sino un símbolo de la resiliencia y el renacimiento de la ciudad después del devastador terremoto de 1755. Su construcción fue concebida como parte del proyecto de reconstrucción pombalina, impulsado por el Marqués de Pombal, que fue crucial en el resurgimiento de la ciudad de sus cenizas.
El proyecto inicial de 1759, atribuido a Eugénio dos Santos, contemplaba un arco triunfal que celebraría la fuerza y la capacidad de recuperación de Lisboa. Sin embargo, la realización del arco fue larga y problemática, con numerosos retrasos debido a cambios políticos y dificultades económicas. Fue solo en 1873, más de un siglo después del inicio de las obras, que el arco finalmente se completó bajo la dirección del arquitecto Veríssimo José da Costa. Las estatuas que adornan el arco fueron esculpidas por Célestin Anatole Calmels y Vítor Bastos, representando figuras alegóricas como la Gloria, el Genio y el Valor, además de personajes históricos portugueses como Viriato, Vasco da Gama, Nuno Álvares Pereira y el Marqués de Pombal.
El significado del arco va más allá de su función conmemorativa. Es una puerta simbólica que da la bienvenida a los visitantes en la parte baja de la ciudad, la Baixa Pombalina, una de las primeras áreas urbanas planificadas con criterios modernos de seguridad antisísmica y funcionalidad urbana. Su ubicación en la cima de la Rua Augusta, una de las calles más animadas y peatonales de Lisboa, lo convierte en un punto de referencia central para orientarse y un punto de partida ideal para explorar la ciudad.
El arco está adornado con detalles arquitectónicos y escultóricos de gran valor. En su cúspide, la Gloria corona al Genio y al Valor, mientras que a sus pies se encuentran representaciones de los grandes ríos de Portugal, el Tajo y el Duero, simbolizando la unidad nacional y la conexión con el territorio. Bajo el arco, un gran reloj domina la escena, con intrincados motivos naturalistas que decoran el cuadrante.
La visita al Arco da Rua Augusta se enriquece con la posibilidad de subir a la terraza panorámica, que ofrece una vista impresionante de 360 grados de Lisboa. Gracias a un ascensor interno, los visitantes pueden llegar fácilmente a la cima, desde donde pueden admirar la Praça do Comércio, el río Tajo y los barrios históricos circundantes como Alfama y el Castelo de São Jorge. Antes de llegar a la terraza, se puede hacer una parada en la sala del reloj, donde una pequeña exposición ilustra la historia del monumento y el funcionamiento del mecanismo del reloj.
El contexto social y político en el que se construyó el arco refleja un período de gran cambio para Lisboa y Portugal. Después del terremoto de 1755, la ciudad tuvo que enfrentarse a una reconstrucción total, que vio la introducción de innovaciones urbanísticas y arquitectónicas de vanguardia para la época. El Marqués de Pombal, con su enfoque pragmático y visionario, convirtió el desastre en una oportunidad para modernizar Lisboa, convirtiéndola en una de las ciudades más seguras y funcionales de Europa. El arco, con su imponencia y belleza, se convirtió en el símbolo visible de este renacimiento.
Desde el punto de vista artístico, el Arco da Rua Augusta representa un excelente ejemplo del neoclasicismo que caracterizó gran parte de las nuevas construcciones de Lisboa en la época pombalina. Las esculturas y decoraciones reflejan la influencia de las grandes corrientes artísticas europeas de la época, fusionando elementos clásicos con un fuerte simbolismo nacional.
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