Arco de Tito
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citta, Roma,
Rione X - Campitelli
El Arco de Tito es uno de los monumentos más icónicos y fascinantes del Foro Romano, un testigo silencioso de las glorias y tragedias del Imperio Romano. Erecto en el 81 d.C. por el emperador Domiciano para conmemorar la victoria de su hermano Tito en la primera guerra judía (66-70 d.C.), este arco celebra la captura de Jerusalén y el saqueo del Templo de Jerusalén. La estructura, ubicada en las laderas norte del Palatino, es un magnífico ejemplo de arquitectura triunfal romana.
El arco, de dimensiones imponentes (15,40 metros de alto, 13,50 metros de ancho y 4,70 metros de profundidad), está construido con un revestimiento exterior de mármol pentélico, un zócalo de travertino y un núcleo interno de obra de cemento. Su robusta estructura se distingue por el único arco, enmarcado por semicolumnas con capiteles compuestos que sostienen una cornisa ricamente decorada. En las dos fachadas principales, hay relieves detallados que cuentan episodios del triunfo de Tito.
El relieve más famoso representa la entrada triunfal de Tito a Roma, con el emperador representado en una cuádriga, una especie de carro tirado por cuatro caballos, coronado por la Victoria alada. Esta escena es una poderosa expresión de la propaganda imperial, destinada a exaltar la gloria y divinización de Tito. La otra escena relevante muestra el desfile triunfal que lleva los tesoros sagrados sustraídos del Templo de Jerusalén, incluyendo el famoso candelabro de siete brazos (menorah), las trompetas de plata y la mesa de los panes de la proposición. Estos relieves son extraordinarios no solo por su calidad artística, sino también por su capacidad para transmitir un sentido de movimiento y profundidad espacial, innovaciones estilísticas significativas para la época.
El interior del arco está decorado con una bóveda de casetones, en el centro de la cual se representa la escena de la apoteosis de Tito, elevado hacia el cielo por un águila, símbolo de su divinización. Este elemento es un homenaje póstumo a la figura del emperador, subrayando la continuidad y legitimidad de la dinastía Flavia.
Durante la Edad Media, el arco fue incorporado en la muralla de la familia Frangipane, que utilizó la estructura como parte de una fortificación. Este reuso contribuyó a su conservación, protegiéndolo de los daños del tiempo y los eventos bélicos. En los siglos siguientes, el arco se convirtió en objeto de gran interés para estudiosos y artistas del Renacimiento, que lo admiraban como un modelo de arquitectura clásica.
En el siglo XIX, el arco fue sometido a importantes restauraciones bajo la dirección del arquitecto Giuseppe Valadier, quien trabajó para devolver el monumento a su aspecto original, eliminando las adiciones medievales y estabilizando la estructura. Estas intervenciones han permitido preservar el arco como uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma.
Una anécdota interesante relacionada con el Arco de Tito concierne a la comunidad judía de Roma. Se dice que los judíos evitaban pasar por debajo del arco para no honrar a sus antiguos opresores. Esta anécdota, también reportada por Madame de Stael en 1807, refleja el profundo significado simbólico del arco como monumento a la victoria romana y, al mismo tiempo, como recuerdo de la diáspora judía.
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