Arena de Barcelona

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El Arenas de Barcelona, también conocido como Las Arenas, es un ejemplo excepcional de cómo un edificio histórico puede ser transformado en un moderno centro comercial, de entretenimiento y cultural, sin perder su valor arquitectónico e histórico. Originalmente construido como una plaza de toros en 1900 por iniciativa de Josep Marsans, el edificio de estilo neo-mudéjar fue diseñado por el arquitecto Augusto Font Carreras. Las corridas de toros se llevaron a cabo hasta 1977, cuando la plaza dejó de ser utilizada para la tauromaquia. Durante los años 80 y 90, el destino de la estructura fue objeto de acaloradas discusiones. La idea de demolerla para dar paso a nuevas construcciones fue rechazada gracias a una campaña de conservación que reconoció su valor histórico y arquitectónico. Fue solo en 1999 cuando el grupo Sacresa, propiedad de la familia Sanahuja, adquirió la plaza con la intención de convertirla en un centro multifuncional. El arquitecto británico Richard Rogers, conocido por su enfoque innovador y respeto por las estructuras existentes, fue encargado del proyecto de renovación junto al estudio Alonso-Balaguer y Arquitectos. La restauración del Arenas de Barcelona representó un desafío técnico significativo. La fachada original de ladrillo rojo debía ser preservada y estabilizada, lo cual se logró mediante el uso de tecnologías avanzadas como las vigas Superslim y Megaprop. Se añadió una cubierta de vidrio en forma de cúpula, que le da al edificio un aspecto moderno y espacioso, respetando al mismo tiempo la estructura original. Esta cubierta, de 27 metros de altura, está sostenida por grandes columnas internas que permiten mantener intacta la fachada exterior. La apertura oficial del nuevo complejo tuvo lugar el 24 de marzo de 2011. Hoy en día, Arenas de Barcelona alberga 116 tiendas, incluyendo anclas como Mercadona, Fnac y Mango, además de cines, restaurantes y espacios para eventos culturales. La estructura está dividida en seis pisos, cada uno dedicado a diferentes actividades comerciales y de entretenimiento. Una de las características más espectaculares es la terraza panorámica, que ofrece vistas impresionantes de la ciudad y sirve como espacio público para eventos y actividades al aire libre. Desde el punto de vista artístico, la conversión del Arenas de Barcelona es un ejemplo de cómo la arquitectura moderna puede dialogar con el patrimonio histórico. Richard Rogers y el equipo de arquitectos han mantenido la integridad de la fachada neo-mudéjar, utilizando materiales contemporáneos como el vidrio y el acero para crear un contraste fascinante y armonioso. Esta intervención es un tributo al pasado taurino del edificio, mientras lo proyecta hacia un futuro dinámico y multifuncional. Políticamente, la transformación de Arenas de Barcelona refleja el cambio en los valores sociales y culturales de la ciudad. El fin de las corridas de toros en 1977 marcó un distanciamiento de las tradiciones violentas del pasado y la adopción de un uso más inclusivo y pacífico de los espacios públicos. La reestructuración de la plaza en un centro comercial y cultural responde a la creciente demanda de espacios urbanos que fomenten la interacción social y la apreciación cultural.
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