Basílica de Majencio

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Rione X - Campitelli
La Basílica de Majencio, también conocida como Basílica Nova, es uno de los edificios más imponentes y fascinantes del Foro Romano. Construida entre el 308 y el 312 d.C. por el emperador Majencio y completada por el emperador Constantino después de la victoria en la batalla del Puente Milvio, la basílica representa un ejemplo extraordinario de la arquitectura romana tardo-antigua. Ubicada en la Velia, entre el Palatino y el Esquilino, la Basílica de Majencio era la basílica civil más grande del centro monumental de Roma, cubriendo un área de aproximadamente 100 metros de longitud y 65 metros de ancho. La estructura se caracterizaba por una nave central de 35 metros de altura, cubierta por una de las bóvedas más grandes jamás construidas en la antigüedad, demostrando el avanzado nivel de competencia de los ingenieros romanos. Las naves laterales, en cambio, estaban cubiertas por bóvedas de crucería, una solución ingenieril que permitía distribuir el peso de manera efectiva y crear amplios espacios interiores sin el uso de muchas columnas. El plano de la basílica, de forma rectangular, estaba dividido en tres naves. La nave central estaba flanqueada por seis vanos laterales, tres a cada lado, que reemplazaban a las tradicionales naves laterales. Estos vanos estaban cubiertos por bóvedas de cañón con casetones octogonales, aún visibles en la parte sobreviviente del edificio. En el centro de la nave central, una enorme estatua de Constantino, de aproximadamente 12 metros de altura, dominaba el espacio. Esta estatua colosal, de tipo acrólito, tenía las partes descubiertas, como la cabeza, los brazos y las piernas, realizadas en mármol, mientras que el resto del cuerpo era de bronce dorado. Una de las innovaciones más significativas de la basílica fue el uso del opus caementicium, un tipo de cemento romano que permitía la construcción de grandes estructuras abovedadas. Esta técnica constructiva, junto con el uso de columnas de mármol proconnesio de 14,50 metros de altura, permitía crear espacios interiores amplios y luminosos, que influyeron notablemente en la arquitectura de las iglesias cristianas posteriores. Las grandes aberturas en arco entre los vanos laterales permitían el paso de la luz y la creación de un ambiente espacioso y acogedor. La basílica también fue escenario de importantes eventos históricos. Durante la Edad Media, el edificio fue saqueado y muchos de sus mármoles fueron reutilizados en otras construcciones. En 1349, un terremoto hizo colapsar gran parte de las bóvedas, dejando en pie solo una de las ocho columnas, que fue posteriormente trasladada a la plaza de Santa María la Mayor por el papa Pablo V en 1614. Durante el Renacimiento, la basílica fue estudiada por arquitectos y artistas como Andrea Palladio, quienes la consideraban un modelo de perfección arquitectónica. Una anécdota interesante se refiere al uso de la basílica durante los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma, cuando el edificio fue adaptado para albergar las competiciones de lucha grecorromana y estilo libre. Para la ocasión, se instalaron plataformas para los atletas, tribunas para el público y un sistema de iluminación para los eventos nocturnos, haciendo el espectáculo aún más impresionante. La basílica está ubicada cerca de otros monumentos importantes, como el Templo de la Paz y el Templo de Venus y Roma, que formaban parte del grandioso proyecto urbanístico de Majencio para devolver a Roma su antiguo esplendor. Su función principal era albergar la actividad judicial del prefecto urbano y otras funciones civiles, similar a las otras basílicas romanas de la época. A pesar de las devastaciones sufridas a lo largo de los siglos, los restos de la Basílica de Majencio siguen siendo un punto de referencia para la comprensión de la arquitectura romana tardo-antigua. Su influencia se extiende también a la arquitectura eclesiástica del Renacimiento y del Barroco, demostrando su importancia duradera en el panorama arquitectónico mundial.
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