Basílica de Santa María de la Salud (Venecia)
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Dorsoduro
La Basílica de Santa Maria della Salute, comúnmente conocida como La Salute, es uno de los edificios más icónicos de Venecia, situada en la entrada del Canal Grande, en el sestiere de Dorsoduro. Esta magnífica iglesia fue construida como exvoto a la Virgen María por la liberación de la ciudad de la terrible peste de 1630-31, que diezmó a un tercio de la población veneciana.
La historia de la Basílica de Santa Maria della Salute está intrínsecamente ligada a la crisis sanitaria que golpeó a Venecia en el siglo XVII. Durante la epidemia, el Dux y la población prometieron erigir una gran iglesia en honor a la Virgen si la ciudad era liberada de la pestilencia. Una vez terminada la epidemia, se decidió construir la iglesia en el punto de confluencia entre el Canal Grande y el Bacino di San Marco, un lugar simbólicamente poderoso y visualmente estratégico.El proyecto para la nueva iglesia fue encargado al joven arquitecto Baldassarre Longhena, quien diseñó un edificio de extraordinaria belleza e innovación arquitectónica. Los trabajos de construcción comenzaron en 1631 y se completaron en 1687, años después de la muerte de Longhena. La basílica es un ejemplo excepcional de arquitectura barroca veneciana, caracterizada por una planta octogonal única, coronada por una grandiosa cúpula central y una cúpula más pequeña sobre la sacristía.La fachada de la basílica es majestuosa y ricamente decorada, con estatuas de la Virgen María, ángeles y santos. El portal central está coronado por un frontón triangular, mientras que las columnas corintias le confieren un sentido de verticalidad y solemnidad. El interior de la iglesia es igualmente impresionante, con un amplio espacio central que se abre bajo la cúpula, creando un efecto de luz y espacialidad que realza el sentido de devoción y magnificencia.En el interior de la basílica se encuentran numerosas obras de arte de gran valor, incluyendo pinturas de Tiziano y Tintoretto. Particularmente notable es el altar mayor, donde se expone la célebre icona de la Madonna della Salute, considerada milagrosa y objeto de gran devoción por parte de los venecianos. Este altar es una obra maestra barroca, con esculturas de santos y ángeles que rodean la icona, creando una atmósfera de sacralidad y misterio.La construcción de la Basílica de Santa Maria della Salute no fue solo una hazaña arquitectónica, sino también un evento de gran relevancia social y política. La elección del lugar, justo en la entrada del Canal Grande, y la imponencia de la estructura tenían como objetivo demostrar la gratitud de los venecianos hacia la Virgen María y reafirmar el poder y la resiliencia de la Serenísima República frente a las calamidades.La basílica es también un símbolo de la devoción popular y la fe religiosa de los venecianos. Cada año, el 21 de noviembre, se celebra la Fiesta de la Salute, durante la cual miles de fieles cruzan un puente votivo de barcas para llegar a la basílica y rendir homenaje a la Madonna della Salute. Esta tradición, que lleva siglos, es un momento de gran participación comunitaria y espiritual, que fortalece el vínculo entre la ciudad y su patrona.Desde el punto de vista arquitectónico, la Basílica de Santa Maria della Salute representa una de las obras más innovadoras del barroco veneciano. La elección de una planta central, con un amplio deambulatorio que rodea el presbiterio, y el uso de elementos arquitectónicos clásicos, como las columnas corintias y los frontones, confieren al edificio un equilibrio perfecto entre tradición e innovación. La gran cúpula central, con su forma esbelta y sus aberturas que dejan entrar la luz natural, es uno de los elementos más distintivos de la iglesia y un punto de referencia en el skyline veneciano.Un dato interesante es el suelo de la basílica, realizado con un motivo geométrico en mármol blanco y negro que crea un efecto óptico sorprendente. Se dice que este diseño fue inspirado por los mosaicos de las iglesias bizantinas, que Longhena había estudiado y admirado. El suelo no solo añade un elemento decorativo al interior de la iglesia, sino que también simboliza el camino de fe de los fieles que acuden a la basílica para pedir protección y gracias.
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