Camino del Nuevo Mundo

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Hradčany
La Calle del Nuevo Mundo, o Nový Svět, es uno de los tesoros escondidos de Praga, una calle que parece transportar a cualquiera que la recorra a otra época. Ubicada en el barrio de Hradčany, cerca del majestuoso Castillo de Praga, esta calle es famosa por su encanto pintoresco y su atmósfera tranquila, que la diferencia del bullicioso centro turístico de la ciudad. Fundada en 1320, la Calle del Nuevo Mundo originalmente se encontraba fuera de las murallas de la ciudad de Hradčany, un suburbio que servía como residencia para aquellos que trabajaban para la corte real pero no tenían el rango necesario para vivir dentro del propio castillo. Este contexto social humilde marcó profundamente la historia de la calle, que ha pasado por períodos de gran dificultad y renacimiento. A lo largo de los siglos, la calle ha mantenido un carácter distintivo, con sus casas de colores y letreros dorados que adornan las fachadas. Las viviendas llevan nombres pomposos como “La Casa del Sol de Oro” y “La Casa del Carnero de Oro”, que contrastan con la humilde realidad de sus antiguos habitantes. Estos nombres evocativos añaden un toque de magia y misterio a la calle, alimentando la imaginación de quienes la visitan. Entre las figuras ilustres que han vivido en esta calle, destacan los nombres de los astrónomos Tycho Brahe y Johannes Kepler. Durante el reinado de Rodolfo II, Praga se convirtió en un centro de actividad científica y artística, atrayendo mentes brillantes de toda Europa. Brahe y Kepler colaboraron estrechamente en esta ciudad, desarrollando teorías que revolucionarían la astronomía. Su presencia en la Calle del Nuevo Mundo añade un encanto intelectual a la ya rica historia de la zona. El nombre “Nový Svět” significa literalmente “Nuevo Mundo”, y fue elegido para reflejar la idea de un nuevo asentamiento fuera de las murallas de la ciudad. Sin embargo, con el paso del tiempo, la calle se ha convertido en sinónimo de un mundo aparte, una especie de refugio tranquilo y apartado que ofrece un respiro del frenético ritmo de la vida moderna. Su empedrado y sus curvas sinuosas crean un camino evocador que invita a un paseo contemplativo. A pesar de su cercanía a importantes atracciones turísticas como el Castillo de Praga y la Plaza de la Ciudad Vieja, la Calle del Nuevo Mundo es sorprendentemente tranquila y poco frecuentada por turistas. Esto la convierte en un lugar ideal para aquellos que desean explorar un Praga menos conocido y más auténtico. Las casas, muchas de las cuales se han convertido en acogedores cafés y encantadoras pensiones, conservan una atmósfera íntima y acogedora. Un ejemplo de esta atmósfera es la cafetería ubicada en la Casa de la Estrella de Oro (Zlata Hvězda), donde se puede disfrutar de un descanso en un entorno histórico. La casa todavía conserva su patio interior, ofreciendo una visión de cómo podría haber sido la vida en esta calle hace siglos. Cada edificio tiene una historia que contar, y al pasear por la calle, es fácil dejarse llevar por las historias de quienes vivieron aquí. La Calle del Nuevo Mundo experimentó un renacimiento adicional en el siglo XX, cuando se convirtió en una especie de refugio para artistas, arquitectos e intelectuales. Después de la independencia de Checoslovaquia en 1918, la calle atrajo a una nueva generación de residentes creativos, contribuyendo a convertirla en un centro de innovación artística. Este espíritu creativo todavía está presente hoy, con muchas galerías de arte y estudios que salpican la calle.
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