Castel Nuovo

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Castel Nuovo, también conocido como Maschio Angioino, es una de las fortalezas más icónicas de Nápoles, con una historia que abarca más de siete siglos. Situado en una posición estratégica cerca del puerto, este imponente castillo no solo es un símbolo de poder militar, sino también un centro cultural y artístico de gran importancia. La construcción del castillo comenzó en 1279 bajo el reinado de Carlos I de Anjou, quien deseaba una nueva residencia fortificada más cerca del mar, en contraste con el anterior Castel Capuano. El proyecto fue confiado al arquitecto francés Pierre de Chaule, y el castillo fue completado en un tiempo relativamente corto, en 1282. La estructura original reflejaba la arquitectura gótica típica de la época, con altos muros almenados y robustas torres angulares. Con la llegada de la dinastía aragonesa, Castel Nuovo sufrió significativas transformaciones. Alfonso V de Aragón, después de conquistar Nápoles en 1442, decidió ampliar y renovar el castillo. Fue durante este período que el castillo adquirió su aspecto actual, caracterizado por elementos renacentistas y góticos. El arquitecto Guillem Sagrera fue encargado de las obras, y bajo su dirección se añadió el majestuoso Arco de Triunfo y otras decoraciones elaboradas. El Arco de Triunfo, una de las características más distintivas del castillo, fue erigido para celebrar la entrada triunfal de Alfonso a Nápoles. Esta estructura, en mármol blanco, está ricamente decorada con esculturas y relieves que representan escenas de la vida del rey y alegorías mitológicas. Las figuras esculpidas por artistas como Pere Johan y Guillem Sagrera, incluyendo las personificaciones de las virtudes y las victorias militares, añaden un toque de grandiosidad y sofisticación al castillo. Dentro del castillo, se encuentran numerosas salas históricas y artísticas de gran relevancia. La Capilla Palatina, dedicada a Santa Bárbara, todavía conserva frescos góticos y renacentistas. Este lugar sagrado era el centro espiritual del castillo y albergaba ceremonias religiosas importantes para la corte aragonesa. Otra sala notable es la Sala de los Barones, así llamada porque en 1486 algunos barones napolitanos fueron encarcelados allí por Fernando I de Nápoles después de un intento de conspiración. Esta sala, con su alto techo y las decoraciones elaboradas, se utiliza hoy en día para eventos oficiales y culturales. Las fortificaciones del castillo fueron reforzadas aún más en el siglo XVI bajo el dominio español, para resistir las nuevas técnicas de asedio introducidas por la artillería. Fue en este período que se construyeron los poderosos bastiones y las murallas exteriores, que confieren al castillo el aspecto de una fortaleza inexpugnable. A pesar de su función principalmente militar, Castel Nuovo siempre ha sido también un centro de cultura y arte. Durante el Renacimiento, la corte aragonesa convirtió el castillo en un vibrante centro intelectual, albergando artistas, poetas y filósofos. El castillo fue el lugar de encuentro de figuras como Giovanni Pontano y Jacopo Sannazaro, que contribuyeron a hacer de Nápoles uno de los principales centros culturales de la época. A lo largo de los siglos, Castel Nuovo ha seguido evolucionando, adaptándose a las necesidades del tiempo. Durante el período borbónico, fue utilizado principalmente como cuartel y prisión, pero en el siglo XX comenzó un proceso de recuperación y puesta en valor de su patrimonio histórico y artístico. Hoy en día, el castillo alberga el Museo Cívico, que exhibe una amplia colección de obras de arte, restos arqueológicos y documentos históricos que testimonian la rica historia de Nápoles. Entre las obras más significativas conservadas en el museo, se encuentran pinturas de artistas renombrados como Mattia Preti y Battistello Caracciolo, además de esculturas, tapices y muebles que cuentan la historia de la ciudad y de sus habitantes. Las exposiciones temporales y los eventos culturales organizados dentro del castillo continúan haciendo de Castel Nuovo un punto de referencia para la cultura napolitana. Castel Nuovo, con su posición panorámica sobre el Golfo de Nápoles, también ofrece una vista impresionante de la ciudad y del mar. Pasear por sus murallas y subir a sus torres permite a los visitantes sumergirse en la historia, admirando al mismo tiempo uno de los panoramas más sugestivos de Nápoles.
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